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Cuando no encuentras tu obra de arte favorita donde debería estar (arquitectura).

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Todos comprendemos la necesidad de restaurar los cuadros, esculturas y edificios cuando sea necesario pero, como contábamos aquí al referirnos a las pinturas de los museos, cuando somos nosotros los que sufrimos la ausencia de nuestra obra favorita, nos queda ese regustillo amargo de que nos ha tocado la china.

La china le tocó a una amiga mía y a todas las personas que acudieron a visitar la famosa Fontana di Trevi (Roma) en el año 2014, cuando, con las monedas ya preparadas en el bolsillo para pedir sus deseos, se toparon con la desaparición de la fuente. ¿Puede desaparecer toda una fuente de gran tamaño adosada a la pared? Pues sí, por el estado de erosión y desperfectos que presentaba fue retirada completamente de su plaza para ser reparada durante 516 días. Pero durante todo ese tiempo la gente siguió lanzando monedas a la nada porque no se resistía a marcharse del lugar sin pedir sus deseos… aunque seguramente fuera (aún) menos probable que se cumplieran...

La Fontana di Trevi tras su restauración.

Creo que a todos nos ha ocurrido que al ir a visitar la plaza principal de la ciudad nos hemos topado con un evento inesperado (para nosotros) que convierte el lugar más representativo en un conglomerado de toldos, llegadas de maratones, o publicidades que  impiden apreciar la arquitectura y los edificios, estropeando la imagen idílica que nos habíamos forjado en la imaginación a fuerza de ver postales (cosa que nos ocurrió en la plaza Markt de Brujas en junio de 2018). Pero esto resulta lógico, ya que la ciudad está viva, y se utilizan los lugares públicos para los acontecimientos principales… 

Plaza Markt de Brujas como meta de
un evento deportivo.
Árbol de navidad en la cúpula
de la Galería Lafayette en París.
También depende del evento del que se trate, porque siempre es más bonito y agradable encontrarse un mercadillo medieval, una feria gastronómica o un árbol de navidad. Aunque no todos pensemos lo mismo, ya que a mí, personalmente, no me hizo especial ilusión encontrarme la esplendida cúpula de la galería Lafayette parcialmente oculta tras un árbol de navidad a medio decorar en octubre.

Hay cosas inevitables, como los varios perímetros que rodean la Torre Eiffel tras los acontecimientos ocurridos en París en 2015, pero nada quedaba ya de la parte aledaña a la torre del Campo de Marte cuando fuimos a visitarlo (octubre de 2017). El lugar que había sido hasta poco antes un jardín de césped mullido donde los visitantes habían comido a los pies de madeimoselle Eiffel estaba completamente vallado y de su verde hierba no quedaba ni el más ligero atisbo. Eso sí, podemos seguir viéndolo en postales e imágenes de archivo.
La Torre Eiffel con varios perímetros de seguridad y vallas
 que también ocultan parte del Campo de Marte.

Yo creo que a estos hechos se les da la menor publicidad posible para no espantar a los turistas. Quizá aparezca una vez en prensa o en televisión, pero la mayoría de los turistas no nos enteramos hasta que nos encontramos con la desagradable sorpresa… o ya están terminados los trabajos. La gente de la calle suele descubrir que un monumento estaba en rehabilitación cuando ha finalizado y ya aparece en todos los medios la noticia, especialmente en prensa, con las fotos del “antes y el después”. La única restauración que conocí de antemano fue la del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela… y como para no enterarse porque tardaron 10 años en recuperar esas esculturas a las que todos los días se les desprendían restos de pinturas y fragmentos que caían al suelo. Eso sí salía en los telediarios día sí, día no. Quizá porque al ser la “meta” del Camino de Santiago hubiese sido casi un pecado callarse y dejar que los peregrinos, que habían llegado caminando cientos de kilómetros desde lejanos lugares por una de las numeras rutas que llenan Europa de conchas doradas, se encontraran, sin sospecharlo, su ansiado Pórtico de la Gloria cubierto por los andamios.

La sorpresa más desagradable que me he encontrado en este sentido ha sido este año 2018 (la misma que se encontraran millones de turistas en los siguientes, porque se calcula que no estará finalizada la restauración hasta 2021). Teníamos ya comprado el viaje a Londres cuando descubrimos por el blog de un viajero que el Big Ben, el símbolo de todo el país, estaba completamente oculto por un andamio horrible (que además iluminan de blanco cegador por la noche) de manera que lo único que puede verse, y solo por un lateral, es la esfera del reloj.  La decepción fue enorme.

Estado en el que se encuentraba el Big Ben y el palacio de Westminster en septiembre de 2018.

Seguimos de acuerdo en que los monumentos tienen que ser restaurados… pero ¿es necesario hacerlo de esta forma?

Escaleras del puente de Rialto (Venecia)
No es la primera vez que nos encontramos un monumento emblemático en reparación. Ya nos había ocurrido en Venecia (junio de 2017) cuando nos topamos con que un toldo gigante tapaba toda la parte frontal del puente de Rialto. Pero, en esta ocasión, aquel plástico llevaba impresa una fotografía a tamaño real del puente, y la restauración no impedía que pudieras subir sus escaleras, caminar por él y ver la otra cara, que sí habían dejado perfectamente visible para que los millones de turistas que acuden a la ciudad de los canales no se marcharan sin ver el famoso puente de Rialto y cruzarlo.


Aunque el puente de Rialto (Venecia) estaba en restauración en junio de 2017, los trabajos se
realizan en varias fases de manera que una de las caras o laterales siempre queda visible al público.

Se encontraba también en restauración la basílica de San Marcos en la misma ciudad, pero solo un lateral de la parte superior, porque el resto estaba al descubierto, para evitar que los visitantes se quedaran con la decepción de encontrarse un andamio en lugar del templo.

Podríamos todos tomar ejemplo de la forma en que rehabilitan sus monumentos en Venecia y, si no es posible hacerlo de esta forma, podrían informarnos más y mejor de qué lugares se encuentran en restauración y durante cuánto tiempo.

Después de la desagradable sorpresa de Londres, tomo nota de que antes de reservar un viaje debo comprobar que su monumento emblemático no se encuentre convertido en un andamio gigante.

Basílica de San Marcos en Venecia. Aquí también restauran
por fases y solo cubren una pequeña parte de la fachada.


La situación inversa y Picasso.

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Una reciente visita al Museo Picasso de Málaga y el encuentro con la magnífica exposición temporal El sur de Picasso. Referencias andaluzas (8.10.2018-3.02.2019), me ha llevado a reflexionar de nuevo sobre algo de lo que hablábamos aquí hace pocas semanas: el chasco que nos llevamos cuando desconocemos que una pintura está restaurándose o prestada para una exposición y al visitar el museo donde creemos que la encontraremos nos topamos con una fotocopia de mala calidad en su lugar.

Pero, a veces, nos hallamos en la situación inversa. Menos frecuentemente de lo que nos gustaría, pero alguna vez sucede. Y si me encontré medio Museo de Arte Antiguo de Bruselas prestado y repleto de esas detestables fotocopias en el verano de 2018, el otro día tuve la suerte de que ocurriera lo contrario en el Museo Picasso de Málaga.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Picasso_M%C3%A1laga
Museo Picasso de Málaga.

En la exposición temporal que mencionaba arriba, y que recomiendo a todo el que visite la ciudad, nos presentan al Picasso más mediterráneo, más andaluz, con sus tauromaquias, sus guitarras y su conocimiento del arte, del que bebió y que revolucionó convirtiéndose en un referente mundial para los artistas posteriores.  Y es que Picasso sabía mucho de arte y concebía el arte siempre en presente. Para él si una obra de arte no estaba vigente en el presente, no podía llamarse arte y así siguen, en el presente, las piezas arqueológicas íberas, griegas, romanas y los grandes pintores barrocos.

Pocos saben que Muñoz Degrain, afamado pintor y gran amigo del también artista José Ruíz Blasco (padre de Picasso), le había recomendado que Pablito se dedicara a otra cosa porque nunca sería pintor, aunque poco después rectificaría su opinión para animar a José a matricular a su hijo en la Escuela de Bellas Artes de Málaga.

Entrada del Museo Picasso Málaga.

Picasso comenzó con obras figurativas e inspirándose en el arte sacro. Pero lo que más le fascinaba era lo primitivo, lo íbero, lo greco-romano. No es casualidad que Picasso fuera sospechoso del robo de la Gioconda, porque parece probado, que fue cómplice del hurto de varias estatuillas íberas que se exponían en el Louvre, de donde fueron sustraídas por el secretario de su amigo Apollinaire, vendidas al pintor (que conocía su procedencia) y encontradas en su taller por la policía. Pero del robo de la que se convertiría en la pintura más famosa del mundo era totalmente inocente.

Cerámica griega en el Museo
Arqueológico Nacional (Madrid).
Al visitar la exposición El sur de Picassonos encontramos su inscripción en el registro de copistas del Museo del Prado, poemarios de su puño y letra, estatuillas íberas, cerámicas griegas, cabezas y bustos greco-romanos, imaginería de Pedro de Mena, pinturas de Velázquez, Murillo, Zurbarán, El Greco y numerosos grabados de Goya. El arte en el que Picasso se inspiraba y que transformaba a golpe de pincel o de cincel. Y, allí, ante nuestros ojos, contemplamos los dibujos y variantes que nuestro prolífico artista hizo de la antigüedad clásica junto a los bustos prestados por diferentes museos arqueológicos españoles y la versión que realizó de la Infanta Margarita María (de las Meninas de Velázquez) procedente del Museu Picasso de Barcelona. Juntos, aquellos artistas a los que admiraba y él, en las mismas salas,  como parte de un todo que es el arte universal.

http://blog.barcelonaguidebureau.com/a-day-with-picasso-in-barcelona-gothic-quarter-my-bgb-walking-tour-experience/
Infanta Margarita María. Picasso.

Nunca faltó gente que se atrevía a decirle a Picasso que pintaba como un niño, pero él siempre supo cómo responderles: “Me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño”.

Admirando todas aquellas obras arqueológicas y todas aquellas esculturas y pinturas de nuestros admirados artistas junto a las suyas, leyendo las cartelas donde se indicaba su procedencia, no pude evitar imaginarme a los visitantes del Musée national Picasso-Paris, del Museu Picasso Barcelona, del Museo Reina Sofía, del Museo de El Greco, de los museos arqueológicos Nacional de Madrid, de Tarragona, de Córdoba, de Sevilla y de otras ciudades, topándose con una fotocopia junto a la cartela de la obra que buscaban y desilusionándose quizá sin saber que están todas reunidas en una magnífica exposición en la tierra natal de Picasso…


https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Picasso_M%C3%A1laga
Patio del  Palacio de Buenavista donde
está ubicado el Museo Picasso de Málaga.

Museo del Prado. El bicentenario.

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El 19 de noviembre de 1819 se inauguró en el paseo Salón del Prado de Madrid el Real Museo de Pintura y Escultura. Solo tenía tres salas donde se exponían 311 cuadros de ilustres pintores españoles (de los 1.510 que tenía guardados procedentes de los Reales Sitios). En 1868 pasó a llamarse Museo Nacional de Pintura y Escultura y en 1920 se quedaría con su nombre definitivo: Museo Nacional del Prado.

Empiezan ya las celebraciones del 150 aniversario del paso de Real Museo a Museo Nacional, el 80 aniversario de que las obras evacuadas durante la Guerra Civil regresaron a casa y la institución comenzaba, el pasado 19 de noviembre de 2018, con su programa de conmemoración del Bicentenario de la apertura del Museo del Prado.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Puerta de Velázquez. Museo del Prado.

Fue una mujer, Isabel de Braganza, la artífice de esta idea, convenciendo a su marido, el rey Fernando VII, de la necesidad de reunir la colección real en un museo. Pero había que buscar un edificio para ello.

En 1786 Carlos III había concebido un ambicioso proyecto denominado Colina de las Ciencias, y encargó al arquitecto Juan de Villanueva el edificio destinado a ubicar el Gabinete de Historia Natural. A principios del siglo XIX, cuando aún no estaba terminado, las tropas napoleónicas lo ocuparon, saquearon y desmantelaron fundiendo sus cubiertas de plomo para hacer balas y dejándolo en estado de ruina. Pero, gracias a los trabajos de reconstrucción, se convirtió en el lugar que hoy alberga uno de los mejores museos del mundo.

Los monarcas españoles siempre fueron aficionados al arte, bien por deleite personal, devocional o bien como símbolo de cultura, prestigio y poder. Pero las obras que iban atesorando se dispersaban al repartirse entre sus herederos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Entrada al Real Museo por el Lado de
San Jerónimo de Fernando Brambila
La colección real de pinturas, que constituye la parte más importante del museo, tomó forma con Felipe II quien se encargó de que fuera un patrimonio indivisible. Los reyes posteriores continuaron con su política de adquisiciones y encargos. No olvidemos que la Corona tuvo a su servicio o fue mecenas de  grandes pintores como Tiziano, Velázquez, Luca Giordano o Goya. Las obras pasaban a decorar los numerosos palacios que tenían en todo el país. En el incendio del Alcázar de Madrid en 1734 desaparecieron 537 pinturas, pero pudo salvarse Las Meninas, gracias a que fue arrojada desde uno de los ventanales. Fue una  pérdida que no mermó el afán coleccionista de Felipe V que, para decorar los nuevos palacios de Oriente y de la Granja adquirió una gran cantidad de pinturas, esculturas y, además, heredó el Tesoro del Delfín.

Pero la mayor tragedia que sufrió el patrimonio español fue durante la invasión napoleónica. Las tropas francesas convirtieron en ruinas toda clase de edificios históricos, iglesias (fundían la orfebrería y se protegían de la lluvia con los cuadros que no les interesaban) e incluso intentaron volar la Alhambra.

El nuevo rey de España, José I, hermano de Napoleón, quería reunir el mayor número posible de pinturas con la excusa de crear un museo, pero con la intención de enviarlas al Louvre. Después de llevarse una buena cantidad de joyas de la Corona Española, intentó huir con más de 200 pinturas de gran calidad pertenecientes a la colección real. El duque de Wellington lo detuvo y solicitó instrucciones a Fernando VII para devolver las obras. Pero el rey, simplemente, se las regaló. Entre ellas se encontraban El aguador de Sevilla de Velázquez y El matrimonio Arnolfini de Jan van Eyck. Los británicos aún se burlan de aquel episodio al que llaman The Spanish Gift (El regalo español).

En 1836 con la Desamortización de Mendizábal desaparecieron numerosas obras de arte. Algunas fueron destruidas, pero otras acabaron en colecciones privadas y museos extranjeros. Esto hizo que la pintura nacional, hasta entonces poco apreciada en Europa, se revalorizara y los museos comenzaran a reservar un espacio expositivo a la pintura española. El resto de las obras fueron a engrosar el Museo Nacional de la Trinidad que abrió sus puertas en Madrid en 1836 y que es considerado el germen de la colección de El Greco.


http://unserenotransitandolaciudad.com/2015/11/19/curiosidades-del-museo-nacional-del-prado-que-no-sabias/
Vista de la rotonda del
Real Museo (1833)
A las tres salas con las que se inauguró el museo en 1819, se fueron añadiendo muchas otras para ir incorporando las pinturas que se traían de los palacios y los monasterios reales, las nuevas adquisiciones y las donaciones.

Al principio el museo solo abría los miércoles por la mañana y únicamente se permitía la entrada a personalidades y a quienes presentaban autorización o recomendación. Uno de sus primeros visitantes fue Goya. Algún tiempo después amplió su horario a tres días a la semana, siempre y cuando no lloviera. El suelo no estaba pavimentado en todas las salas, se regaba con agua la tierra de las estancias donde se exhibían las esculturas y se apilaba la leña para las estufas en cualquier lugar.

En 1872 el Museo de la Trinidad se fusionó con el Museo Nacional de Pintura y Escultura y sus más de 1.000 obras engrosaron la colección de este último, popularmente conocido ya como Museo del Prado, pero que no obtuvo esta denominación de manera oficial hasta 1920.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Sala de la reina Isabel II. Museo del Prado (1899).

El 25 de noviembre de 1891 cundió la alarma entre los madrileños que acudieron en tropel hasta las puertas del museo temiéndose lo peor. Habían leído en el periódico El Liberal el artículo La catástrofe de anoche: España está de luto. Incendio en el Museo de Pinturas de Mariano Cavia. Por fortuna, la noticia era falsa y solo pretendía denunciar las pésimas condiciones de seguridad y la falta de recursos de los que adolecía el museo. La artimaña dio resultado consiguiendo mejoras y que las partes de madera del edificio fueran reemplazadas. Pero la vigilancia siguió siendo insuficiente porque en 1897 sustrajeron el boceto de Murillo, Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, y en 1918 un empleado robó el Tesoro del Delfín. Pudieron recuperarse la mayoría de las piezas, pero estaban gravemente dañadas y sin sus guarniciones de piedras preciosas.

A lo largo de los siglos XIX y XX el museo fue ganando prestigio internacional. En 1898 se inauguró el Museo de Arte Moderno donde se trasladaron las obras de los artistas vivos y el Museo del Prado quedó especializado en el arte antiguo. Entonces se convirtió en referencia para los artistas de la época que acudían allí de copistas para aprender de los maestros antiguos. En 1865 Manet quedó maravillado con Velázquez y lo calificó como el pintor más grande que había existido nunca, “el pintor de los pintores” como escribía en sus cartas; Sorolla se paseaba por sus salas admirando a los grandes; conservamos la hoja de registro de Picasso como copista, quedando tan maravillado con Las Meninas, que en 1957 le dedicó una serie completa basada en su recuerdo. Fueron muchos los artistas en cuya obra quedó plasmada la influencia de todo lo que habían admirado en el Museo del Prado. Esto no solo puede apreciarse en pinturas, dibujos y esculturas, también en poemas, obras literarias, ensayos, estudios, monografías, guías, fotografías y filmografía. Para Rafael Alberti  el Museo del Prado era el cielo y su segunda casa. Primero lo visitó como pintor y luego como poeta, llegando a imaginarse a los personajes de los cuadros cobrando vida por la noche, cuando el museo cerraba sus puertas. En 1956 escribió la obra Una noche de Guerra en el Museo del Prado  donde los personajes de los cuadros construían barricadas para defenderse. Miguel de Unamuno, Manuel Machado, León Felipe, Vicente Alexandre fueron algunos de los artistas que dedicaron poemas a los cuadros del museo. Buero Vallejo estrenó en 1960 la obra de teatro Las Meninas, y Ernesto Caballero hizo lo propio con  La autora de las Meninas en 2017.

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
"Las Meninas" de Velázquez. Museo del Prado.

A principios de la década de 1930 se promulgó la primera Ley de Patrimonio y el Museo del Pradoempleó nuevas iniciativas para dar a conocer sus obras. Así se creó el Museo Circulante que envió copias de las obras maestras de la colección a numerosos lugares de España para que fueran conocidas y admiradas por toda clase de público.

Durante la Guerra Civil el Museo del Prado tuvo que cerrar sus puertas. En el otoño de 1936, casi 2.000 obras fueron evacuadas, 361 pertenecían al Museo del Prado. Algunos consideraron este hecho como una maniobra política, pero lo cierto es que Madrid estaba siendo bombardeada y, además de las víctimas, había que lamentar los daños en numerosos edificios de la ciudad que también afectaron al Museo del Prado, al Museo de Arte Moderno y a la Academia de San Fernando.

Los cuadros fueron embalados con sus respectivos informes y transportados en camiones que se retiraron del frente expresamente para este fin. El mismo Alberti participó en el traslado, mientras Picasso quedaba como director solo nominal del museo, ya que nunca llegó a ejercer como tal. Se escogieron las mejores pinturas, pero no se incluyeron aquellas que su deficiente estado de conservación hacía desaconsejable su traslado. Fue un duro viaje, en el que a veces, cuando no cabían por los puentes, había que llevarlas a pulso. Su destino era Valencia, donde fueron cuidadosamente almacenadas en las Torres Serrano y en la iglesia del Patriarca. Cuando la ciudad fue sitiada, las obras siguieron su camino hasta Cataluña donde quedaron escondidas a más de 200 metros de profundidad en las minas de talco del Alto Ampurdán.

Torres Serrano. Valencia.

Preocupado por las pinturas, el presidente de la República, Manuel Azaña, llegó a decir: “El Museo del Prado es más importante para España que la República y la Monarquía juntas”.

La situación hizo que la Junta de Defensa del Tesoro Artístico Nacional pidiera ayuda a la Sociedad de Naciones para sacar las obras de España. Mientras se firmaba el acuerdo de transporte hasta Ginebra y restitución de las obras tras la guerra, los bombardeos se sucedían a pocos kilómetros de la mina.

Pese a todas estas vicisitudes, las obras llegaron con bien a Ginebra donde se había creado un Comité Internacional para el Salvamento del Tesoro Español. Allí permanecieron custodiadas hasta que el nuevo gobierno las reclamó poco después de finalizar la contienda. Antes de la devolución, la ciudad organizó una extraordinaria exposición de gran éxito internacional con los fondos evacuados del Museo del Prado.

En los albores del otoño de 1939, recién comenzada la Segunda Guerra Mundial, un tren salió de Ginebra y atravesó Francia con las luces apagadas para no ser interceptado por los alemanes hasta depositar su valiosísimo cargamento en España: el Museo del Prado recuperaba su patrimonio después de tres largos años.

La colección fue aumentando en las siguientes décadas, especialmente en 1971 cuando se incorporaron las obras del Museo de Arte Moderno (excepto las del siglo XX que tiempo después fueron la base para el Museo Reina Sofíainaugurado en 1992).

https://es.wikipedia.org/wiki/Museo_del_Prado
Puerta de Goya. Museo del Prado.

Actualmente el Museo del Prado cuenta con más de 35.000 obras. Es una de las mejores pinacotecas del mundo y la más importante de pintura española. Españolas son 4.900 obras que abarcan desde el románico hasta principios del siglo XX, teniendo especial relevancia el barroco, con la mayor colección existente de pinturas de Velázquez.

La pintura italiana está ampliamente representada con más de mil obras, en su mayoría barrocas, de los más importantes pintores. Le sigue en número y calidad la pintura flamenca, con la mayor colección mundial de El Bosco (las reunió Felipe II gran admirador de este pintor). El Prado atesora también la más importante colección de Rubens (al que Felipe IV encargó numerosos cuadros para decorar sus palacios y compró otros muchos). Además de la mayor y mejor colección de Velázquez, Rubens y El Bosco que hay en el mundo, ningún museo reúne una representación tan grande y de tanta calidad de estos pintores: Goya, Murillo, El Greco, Tiziano, Ribera, Zurbarán, Luca Giordano, Jan Brueghel “de Velours”, Patinir, Maíno, David Teniers “el joven”, Eduardo Rosales y Antonio Moro.

Respecto a las más de 1.000 esculturas lo más destacable son las obras romanas, renacentistas, manieristas y las del siglo XIX. Además atesora miles de  dibujos, copias, documentos históricos y arte decorativo.

Desde el momento en que el museo se abrió al público dedicó más espacio a sus almacenes que a la zona de exposición y, con el paso del tiempo, al aumentar su colección, ya no pudo almacenar más obras de arte con lo cual se decidió ceder miles, como préstamo temporal, a museos provinciales, instituciones, delegaciones y consulados.

Las obras de ampliación se han ido sucediendo a lo largo del tiempo para aumentar el espacio expositivo dentro del propio edificio de Villanueva, pero desde la década de 1980 se planteó que el Museo del Prado debía extenderse hacia otros edificios como el Casón del Buen Retiro, el Claustro de los Jerónimos y el Salón de Reinos. Las ampliaciones siguen en la actualidad.

En el exterior del Museo del Prado se encuentran la estatua de Velázquez (de Aniceto Marinas) con la inscripción: Los artistas españoles, por iniciativa del Círculo de Bellas Artes, 1899; la escultura de Goya (de Mariano Benlliure) y la de Murillo (de Sabino de Medina).

 En 2018 el Museo del Prado está reconocido como el mejor museo de España, el tercero de Europa y el quinto del mundo.


https://es.wikipedia.org/wiki/Puerta_de_Velázquez
Estatua a Velázquez.

La Universidad de Salamanca. VIII centenario.

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Hace pocos días más de 20.000 estudiantes celebraban en la magnífica Plaza Mayor de Salamanca el Fin de Año Universitario y con las doce campanadas de la medianoche del 14 de diciembre se tomaron doce gominolas. Pero a ninguno de ellos se les olvidaba que, aunque sigan creando nuevas tradiciones (esta tiene apenas dos décadas), este año se ha celebrado algo mucho más grande: la Universidad de Salamanca ha cumplido ocho siglos de vida.

Plaza Mayor de Salamanca.

El 2018 ha estado plagado de actos para conmemorar el VIII centenario, aunque el VII se celebró en 1954. ¿Cómo es esto posible? En 1218 Alfonso IX de León estableció las scholas Salamanticae sobre las escuelas catedralicias anteriores, y en 1254 Alfonso X la dotó de normativas.

En sus 800 años han sucedido multitud de acontecimientos que la han convertido en pionera en muchos terrenos y en un referente mundial donde se han formado algunos de los más grandes personajes de la Historia de España. Es la única del país que ha mantenido su actividad a través de estos ocho siglos y una de las primeras  fundadas en Europa (junto a Bolonia, Oxford y Cambridge), concretamente la primera en recibir el título de Universidad (otorgado por Alfonso X el Sabio en 1252 y ratificado por el papa Alejandro IV en 1255) y la primera en tener una biblioteca pública.
Las materias que se impartían eran Derecho Canónico, Civil, Medicina, Lógica-Filosofía, Gramática y Música, estudios a los que más tarde se unió la Teología y en el siglo XV las Humanidades.
Catedrales de Salamanca. 
Las clases se dictaban en latín (el idioma internacional) en el claustro de la Catedral Vieja, en casas del cabildo o en la iglesia de San Benito. Era una universidad pública que, aunque tenía más clérigos que laicos, estaba abierta a todos los buenos estudiantes sin importar su estrato social.  Sin embargo, aunque los estudios estaban vetados a las mujeres, en Salamanca estudió la primera alumna universitaria del mundo, Beatriz Galindo,  conocida como la Latina, que en 1465 estudió allí gramática, después fue una prestigiosa traductora y se convirtió en consejera de Isabel la Católica. En la Universidad de Salamanca impartió clases la primera profesora universitaria del mundo, Lucía (o Luisa) de Medrano que sustituyó a Antonio de Nebrija en el curso de 1508-1509.
La Universidad de Salamanca fue adquiriendo un gran prestigio a lo largo del tiempo, pasando de 500 alumnos a 3.500 cada año. Se fueron construyendo edificios como el Colegio Viejo, las Escuelas Mayores, las Escuelas Menores y el Hospital del Estudio.

En las Escuelas Mayores  se impartían los estudios para Licenciado y Doctor. En ella se ubicó la primera biblioteca universitaria de Europa, que contaba con 200 volúmenes. La bóveda fue adornada en 1485 con pinturas de tema astrológico al que se le dio el nombre de Cielo de Salamanca. Unas obras la ocultaron en 1767 y hubo que esperar a 1952 para que se redescubriera un fragmento que hoy se conserva en las Escuelas Menores. La fachada plateresca de las Escuelas Mayores se ha convertido en la imagen más conocida de la Universidad de Salamanca y todos los visitantes acuden en busca de la famosa rana esculpida en piedra entre su abigarrada ornamentación que, según cuenta una leyenda, dará éxito en los exámenes al estudiante que la encuentre. El edificio aloja, actualmente, la Biblioteca General Histórica con más de 62.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XVIII, casi 3.000 manuscritos  y 483 incunables.
La fachada plateresca de las Escuelas Mayores es la imagen más conocida de
la Universidad de Salamanca y donde se encuentra esculpida la famosa rana.

En las Escuelas Menores se impartían las materias para el título de Bachiller y el Hospital del Estudio era una hospedería para estudiantes pobres que no tuvo médico hasta 1529.

En la Universidad de  Salamanca se fundó la primera Cátedra de Astrología en 1467 en honor a Abraham Zacut que había desarrollado el Almanach Perpetuum, un tratado imprescindible para la navegación.

Antonio de Nebrija, catedrático por esta universidad, fue el creador de la primera gramática del español, introductor de la imprenta en Salamanca, primer escritor en reclamar derechos de autor en el mundo occidental y autor de Releccion Repettio secundae(1486), primer libro editado por la Universidad de Salamanca convirtiéndola así en la segunda editorial más antigua del mundo, después de Oxford.  

Escultura a fray Luis de León
en los Patios de Escuelas.
En la Universidad de Salamanca estudió y luego impartió clases Fray Luis de León en torno al cual nació la primera escuela poética Salmantina y que se vio apartado de la docencia al ser denunciado a la Inquisición por otros profesores. Al regresar a sus clases en su querida Salamanca, tras cinco largos años de prisión, inició su lección con el famoso “decíamos ayer”.

La lista de personas ilustres que estudiaron en Salamanca es larga y destacan: Fernando de Rojas, Hernán Cortés, San Juan de la Cruz, Bartolomé de las Casas, Tomás de Torquemada, Luis de Góngora, el Conde-Duque de Olivares, Calderón de la Barca, Juan Justo García (introductor del cálculo diferencial e integral en España), Azorín, María de Maeztu (primera mujer universitaria en la España moderna), varios jefes de estado de países iberoamericanos, Adolfo Suarez…

En 1486 Colón acudió a la Universidad de Salamanca a exponer sus ideas que fueron estudiadas por una junta de doctores llegando a la conclusión de que el marino se equivocaba en la distancia calculada entre España y las indias.


Patio de las Escuelas Menores.
En esta universidad nació en 1500 la Escuela de Salamanca movimiento  teológico, jurídico y económico que sentó las bases del derecho de gentes moderno (Francisco de Vitoria lo logró en 1539 impartiendo clases sobre los derechos de los indios), las bases del derecho internacional, de la economía moderna y de las matemáticas modernas (dos de sus matemáticos hicieron los cálculos para la reforma del calendario gregoriano promulgado en 1582 y que sigue vigente hoy en día).  

Durante tres siglos la Universidad de Salamanca fue la más influyente y célebre de España, de ella salían los funcionarios y altos cargos de la administración española y los virreinatos de América. Pero, durante el siglo XVII, los hijos de la nobleza, sabiendo que estudiar allí les abría las puertas a los más importantes puestos, tomaron el control de los Colegios Mayores e impidieron el acceso a los estudiantes pobres.

En el siglo XVIII la Universidad de Salamanca fue el punto neurálgico de la Ilustración española, perteneciendo a ella alumnos y profesores que formaron parte de las Cortes de Cádiz y quienes elaboraron la Constitución de 1812. Pero la Inquisición llevaba mucho tiempo con la atención puesta sobre los estudios que allí se impartían y no solo encarceló a Fray Luis de León en el siglo XVI, sino que persiguió a varios profesores y catedráticos como a Miguel Martel por sus clases de Derecho Natural (que finalmente fue expulsado de la universidad, junto a  otros profesores liberales tras restaurarse el absolutismo) y a Ramón de Salas y Cortés al que prohibieron su asignatura de Economía Política. Diego Muñoz Torrero, rector de la universidad, diputado por las Cortes de Cádiz, defensor de la libertad de prensa y de imprenta, fue figura clave en la abolición de la Inquisición.

En los últimos años del siglo XVIII se gestó también allí la segunda escuela poética salmantina con José Cadalso y fray Diego González, más conocido como Delio, a la cabeza.
Cuando un estudiante obtenía el doctorado sus compañeros pintaban un vítor
 de color rojizo con su nombre. Esta tradición continúa en la actualidad.

Como ya hablamos aquí, la invasión francesa fue un desastre para el patrimonio de España. En la Batalla de Salamanca las tropas inglesas y francesas, que se enfrentaban en la ciudad, destruyeron numerosos edificios de gran valor artístico, perdiendo la universidad varios de sus colegios y viendo sus bibliotecas expoliadas. El desastre hubiese podido ser aún mayor, pero una buena parte de los manuscritos y documentos ya habían sido trasladados al Palacio Real. Los libros robados de las bibliotecas de Salamanca fueron recuperados por el duque de Wellington tras la batalla de Vitoria (1813) entre los muchos objetos de valor (como las 200 pinturas de la colección real) que intentó llevarse José Bonaparte en su huída de España. Pero Fernando VII le regaló a Wellington los cuadros y una buena parte de los libros. La otra parte se quedó en la Biblioteca del Palacio Real y no fue recuperada por la Universidad de Salamanca hasta la celebración de su VII centenario en 1954.
En 1845 la Universidad Central de Madrid se apropió del derecho a expedir títulos de doctor, prohibiendo que Salamanca lo hiciera y cerrando las facultades de Medicina y Ciencias (aunque continuaron como estudios libres financiados por la Diputación y el Ayuntamiento de la ciudad). En 1852 Salamanca perdió la condición de universidad pontificia y quedaron suprimidas las facultades de Teología y Derecho Canónico. Hubo que esperar hasta 1904 para que Medicina y Ciencias volvieran a ser reconocidas como facultades estatales gracias a los esfuerzos de su rector Miguel de Unamuno. Años después, el famoso escritor tuvo que abandonar Salamanca camino del exilio, pero era tan querido en la ciudad que cuando regresó una multitud fue a esperarlo a la estación de tren y lo acompañó a la Plaza Mayor. Llegó a convertirse en diputado a Cortes, pero se desencantó de la política. Al jubilarse recibió el título de rector vitalicio. En 1936 protagonizó el conocido enfrentamiento con Millán-Astray. Fue entonces cuando pronunció su famoso “venceréis, pero no convenceréis” por el que fue abucheado y solo logró salir de las Escuelas Mayores donde se inauguraba el nuevo curso académico bajo la protección de Carmen Polo. Apenas sobrevivió tres meses a este episodio sin volver a salir de su domicilio. Este mismo año se expulsaron de la universidad a todos aquellos profesores que seguían apoyando la República. La Casa Rectoral, donde habían vivido quienes obtenían este puesto desde el siglo XVIII y que había ocupado Unamuno entre 1900 y 1914  se convirtió, en 1955, en casa-museo de Miguel de Unamuno.
Vista de la Plaza Mayor de Salamanca.

Celebrar el VII centenario de la Universidad de Salamanca en 1954 fue un acierto, porque más de 70 universidades de todo el mundo se unieron a la reivindicación del prestigio que nunca debió perder, se le  devolvió la potestad de otorgar el título de doctor y la reconocieron como alma mater de las universidades hispanoamericanas.
Pero aún le quedaban varios hitos por cumplir y así, en 1955 tuvo lugar en las Escuelas Mayores las “Conversaciones de Salamanca” las primeras que se hicieron sobre cine español. En 1986 recibió, junto a la Universidad de Coímbra, el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. En 2005 fue sede de la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. En 2010 el Gobierno de España le concedió el programa “Campus de Excelencia Internacional Studii Salamantini: 800 años innovando”.
En la actualidad la Universidad de Salamanca supera los 30.000 alumnos, se ha convertido en uno de los centros de formación para extranjeros más prestigiosos del mundo con el emblema “la Universidad del Español” y dispone de un Parque Científico con diferentes áreas de investigación en ciencia y tecnología.
El lema de la Universidad de Salamanca sigue siendo: los principios de todas las ciencias se enseñan en Salamanca (Omnium scientiarum princeps Salmantica docet).
Salamanca está en el refranero español: lo que natura no da, Salamanca no presta. Y también está presente en varias obras de Miguel de Cervantes como El licenciado Vidriera (Novelas Ejemplares, 1613), el entremés La cueva de Salamanca y en el personaje de Sansón Carrasco, bachiller por la Universidad de Salamanca, de Don Quijote de la Mancha (segunda parte, 1615).
Lope de Vega ambientó en la Universidad de Salamanca su comedia El bobo del colegio y escribió a petición de la propia universidad La limpieza no manchada que estrenó en los Patios de Escuelas.
La rana se ha convertido en
el símbolo de Salamanca.

Diario de viaje: Florencia y Pisa V. Otro David, la leyenda del patrón y visitando a los genios en Santa Croce.

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Lee también Diario de viaje: Florencia y Pisa parte I (una marquesa imaginaria con miedo a volar), parte II (el Duomo sin Síndrome de Florencia), parte III (David, la Galeria de los Uffizi y la Capilla Medicea) y parte IV (el David original, una torre robada y el atardecer en el Puente Vecchio).

De nuevo con David.  
     
Al día siguiente, tras el desayuno con nuestra amable camarera, cogimos el autobús para ir a un lugar de visita obligada: la Plaza de Miguel Ángel.

El autobús era pequeño, barato y con periódicos gratuitos en italiano. Nos llevó a la misma plaza de Miguel Ángel donde autocares de turistas iban llegando con su cargamento de curiosos cámara en mano.

Todavía era temprano y una brisa fría acariciaba la solitaria plaza. Teníamos el Arno bajo nuestros pies, con sus numerosos puentes, en su orilla se levantaba el casco histórico de la ciudad con la cúpula del Duomo dominando la vista, esbelta como en todas las fotográficas que habíamos visto. Ese era el lugar desde el que se inmortalizaba la silueta inconfundible de Florencia y se plasmaba en los libros y en las postales.

Vista de Florencia desde la Plaza de Miguel Ángel.


Desde aquella altura podíamos ver restos de la muralla de la ciudad, casi oculta entre el verdor de la vegetación.

Y en el centro de la plaza, sobre una escalinata que llevaba hasta un pedestal que franqueaban cuatro copias de importantes esculturas de Miguel Ángel, se levantaba gigante y solemne, recortado contra el azul del cielo de Florencia, otra reproducción de David.

Réplicas de esculturas de Miguel Ángel.


La leyenda de San Miniato.

San Miniato es el patrón de Florencia al que dieron martirio cortándole la cabeza. Cuentan que tomó su cabeza bajo el brazo y se encaminó de esta forma a las afueras de la ciudad, donde está erigida su iglesia.

Pensamos que el recorrido que hizo el decapitado no podía ser demasiado largo así que desde la Plaza de Miguel Ángel comenzamos a caminar hacia el bosque, ya que la iglesia se llama San Miniato il monte, sabíamos que la encontraríamos por allí cerca. Fueron muchos minutos caminando cuesta arriba, por una carreterita que discurría junto a un bosquecillo. Apenas pasaban coches, tan solo contamos con la compañía de unos pocos corredores que hacían deporte por aquella zona.

Tras cruzar un antiguo y pequeño cementerio nos topamos con la fachada de mármol blanco y oscuro de la famosa iglesia. Solo unos pocos turistas y un grupo de colegiales estaban admirando los restos de pinturas murales del interior. Antonio se apresuró a recorrerlo todo mientras nosotras nos hacíamos fotos en el exterior. Allí arriba, en aquel monte, el paisaje era de un verde alegre y especial que contrastaba  con el ambiente oscuro, silencioso y amplio de la iglesia. En una capilla de cielo estrellado cuarteado en casones dorados nos encontramos con la representación del patrón. Justo en la entrada había un montoncito de estampitas de San Miniato y un cajetín donde depositar la voluntad por entrar en la capilla y por llevarse una de las estampitas. La mayoría de los turistas entraron sin pagar, pero yo dejé unas monedas en el cepillo y tomé una de las representaciones que se me ofrecían.

Fachada de san Miniato.


El otro David.

Para regresar a Florencia tomamos otro autobús. Por los cristales limpios del vehículo pudimos disfrutar de la verdadera ciudad, de la Florencia actual con sus barrios como los de cualquier localidad, de ladrillo visto, sin columnas majestuosas, arcos hermosos, ni ornamentos floridos. A lo lejos se distinguió un arco del triunfo y después una avenida de edificios del siglo XIX más limpia y estructurada que el casco histórico. Cuando descubrimos la conocida silueta de esa otra Florencia, de la artística, de la turística, descendimos del autobús, caminamos junto a las torres de la antigua muralla y nos fotografiamos a las puertas de su biblioteca.

Acudimos directamente al Museo Bargello. No tan conocido como los otros, guarda una estupenda colección de escultura donde, además de encontrarnos de nuevo con Miguel Ángel, nos topamos con el David de Donatello, pieza principal de la colección, de color oscuro y pose delicada. La persona que vigilaba la sala, mandaba mensajitos con su móvil mientras fingía que no nos veía hacer fotos a este otro David. En el patio dos leones coronados nos esperaban franqueando la entrada y no pude evitar fotografiarme con ellos, como si fueran Aslan y yo una de las princesas de “Las Crónicas de Narnia”.

Creencias ancestrales.

Después de salir del museo nos dirigimos a la iglesia de la Santa Croce que se levanta al fondo de una plaza enorme, con la estatua de Dante ante sus puertas.

Como ocurre en casi todas las iglesias de Florencia, no permiten que las mujeres entren con los hombros al descubierto. Para las turistas despistadas que acuden en camiseta de tirantes (ante el sofocante calor del septiembre florentino) se ha buscado una solución que evite volver al hotel a cambiarse de ropa: unas máquinas dispensadoras te proveen (por un módico precio) de una especie de túnica de papel horrorosa que te cubre los hombros, el pecho y toda la silueta.

En esta ocasión no me percaté de ello, pues el día anterior iba en manga corta y no tuve la penosa necesidad de cubrirme, pero un policía en la puerta lateral de la iglesia me recordó con un gesto antipático que tenía que taparme. Saqué del bolso un pañuelo y me lo coloqué sobre los hombros y así ataviada me permitieron la entrada a la maravillosa iglesia.

El altar mayor estaba en restauración, cubierto completamente de andamios, pero un poster gigante te mostraba su aspecto. En los laterales se sucedían las tumbas de los más grandes genios: Dante, Maquiavelo, Miguel Ángel. Me entristeció encontrarme con la escultura destinada a adornar la tumba de aquel genio que había creado las más famosas del mundo, que nos había regalado el David y había llegado a glorificar a los Medicis en aquellos impresionantes enterramientos. Su última morada era sencilla y desprovista de todo fausto, inapropiada para un genio.

Los turistas observaban todo con su audioguía en el oído. Para cada capilla había que pagar una distinta. Me sorprendió observar a un grupo de turistas alrededor de una de las tumbas del suelo. No parecía especial, no parecía de nadie importante, pero una mujer joven con falta larga se colocó sobre ella con los pies descalzos y permaneció allí un buen rato, en contacto directo con el mármol frío de la losa. Pensé que alguna creencia la movería ha descalzarse sobre ella, quizá la idea ancestral de que podría transmitírsele la energía o la genialidad de aquella persona.

Lo que más me gustó de Santa Croce fue su patio lateral. Aquel atrio de césped verde y columnas sencillas que sostenían bóvedas de cañón, donde se respiraba un ambiente fresco, tranquilo y lleno de arte y serenidad.

Interior de Santa Croce.


Me despedí con tristeza de aquel hermoso atrio y encaminamos nuestros pasos al exterior, donde ninguno de los restaurantes de la plaza nos atrajo.

Callejeando nos encontramos con la Tratoria Alfredo que disponía de un menú a precio razonable. Nos sirvieron muy bien, a pesar de la hora, ya que en Italia todo es mucho más temprano, la hora de las comidas, la hora de cierre de los comercios y la hora del anochecer.


Reflexiones sobre el amor y San Valentín.

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Expresiones como “eso ha sido así de toda la vida” o “desde que el mundo es mundo” nos hacen imaginar que las cosas han permanecido inmutables. La mayoría de las personas dan demasiadas cosas por sentadas, por ejemplo en el amor. Con la llegada de las nuevas tecnologías son más los que buscan intimar con otros o encontrar el amor en las web de citas y en las redes sociales. Antes se conocían en las verbenas, guateques, discotecas, por correspondencia, por amigos comunes, en citas a ciegas o confiando en las agencias matrimoniales.

https://pixnio.com/es/vacaciones/san-valentin-dia/origami-barco-papel-corazon-dibujado

Es posible que hoy haya más gente que solo desee relaciones esporádicas, o que no quiera comprometerse. Pero casi todos buscamos el amor romántico (en el sentido en que se entiende actualmente el romanticismo teñido de comedia norteamericana), porque nos han enseñado desde nuestra más tierna infancia que el estado ideal es la pareja, que somos una mitad buscando su media naranja, un ser incompleto que no encontrará la felicidad si no es junto a otro. Lo hemos dado por cierto y ahora comenzamos a cuestionarnos que esto sea así.

Pero hay otro asunto sobre el que la mayoría de la gente está de acuerdo: el matrimonio debe ser por amor. Por supuesto que cada vez hay menos gente que se casa y que sigue habiendo matrimonios por otros motivos, pero cuando alguien se casa por conveniencia intenta disfrazarlo de amor, para no encontrarse con la crítica o el desdén de otras personas.

Es cierto que siempre ha habido parejas que se han casado por amor, pero que este sea el motivo único o principal en la decisión de contraer matrimonio es un invento moderno. Durante muchos siglos lo que estaba realmente mal visto era casarse por amor. Incluso, hubo épocas, en las que a las autoridades les convenía que las parejas no se casaran. Y quien no lo crea solo tiene que recordar la historia de San Valentín, ese santo que se celebra cada 14 de febrero y que todos pensamos que es un invento comercial.

https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_San_Valent%C3%ADn
San Valentín bautizando a santa Lucilla de Jacopo Bassano (1575).
Museo Cívico.  Bassano del Grappa (Italia).  
San Valentín fue un sacerdote del siglo III que se atrevió a desafiar al emperador Claudio II. Este emperador, que era muy práctico y solo pensaba en ganar guerras, se dio cuenta de que los solteros sin hijos eran mejores soldados ya que no tenían ataduras y prohibió a los jóvenes casarse. Pero aquí apareció nuestro santo dispuesto a casar en secreto a cuanta pareja se lo pidiera hasta que lo mandaron ejecutar el 14 de febrero del año 270. 

El 14 de febrero de 494 el papa Gelasio I celebró el primer día oficial de San Valentín, festividad nada moderna como podemos ver, que continuó en el calendario litúrgico hasta que en 1969 el Concilio Vaticano II tomó la decisión de eliminarlo.

La primera carta, propiamente de San Valentín que conservamos, la escribió el duque francés Carlos de Orleans a su esposa Bonne de Armagnac mientras estaba encerrado en la Torre de Londres en 1416. Esto sí era romántico (¡dónde va a parar!) y no las tarjetitas con cupidos, corazones y frases hechas que comenzaron a comercializarse de forma masiva a mediados del siglo XIX y que hoy se han reinventado en emoticonos, memes y tarjetas virtuales que lanzar al ciberespacio…
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_I_de_Orleans
Carlos de Orleans en la Torre de Londres.
Manuscrito iluminado de sus poemas.

Dicen que fue Galerías Preciados quien introdujo en España ese afán consumista que llena los escaparates de corazones y globos, que hace que se disparen las ventas de flores, bombones, perfumes y regalos varios cada 14 de febrero… Y quizá en Galerías Preciados era donde trabajaba Conchita, personaje interpretado por Concha Velasco en la película El día de los enamorados, cuando conoce al mismísimo San Valentín con aspecto de lord británico con sombrero y paraguas (encarnado por George Rigaud) que viene a ayudar a varias parejas. Este film de 1959 (que cumple ahora 60 años) dirigido por Fernando Palacios y con una pegadiza canción de Augusto Algueró, se repone en televisión todos los años consiguiendo buena cuota de pantalla, aunque su guión inocente y su Madrid a veces irreconocible, arranque hoy una mueca despectiva a más de uno. El éxito que logró aquel año en taquilla llevo a rodar Vuelve San Valentín en 1962.

https://www.filmaffinity.com/es/film128264.htmlSomos muchos los que recordaremos siempre a la tuna cantando Hoy es el día de los enamorados y a San Valentín subiéndose al ascensor de la Torre de Madrid que lo llevaba de regreso al cielo. Pero yo, particularmente, sonreiré al recordar a aquella universitaria que se inventó un novio al que nuestro santo trajo en carne y hueso, con nombre y apellidos y carnet de identidad (que antes no se decía DNI) y quedaron en “la estatua del pintor ese tan famoso del museo del Prado”… y mientras uno esperaba en Goya otro lo hacía en Velázquez y casi no se vuelven a encontrar…

En fin, ese día muchos organizarán cenas románticas, regalarán flores y verán Notting Hill, El diario de Noa o Titanic… Cada loco con su tema…

¡Ah! Pero si yo iba a hablar de cuando estaba tan mal visto casarse por amor…Bueno, esa es otra historia que contaré otro día…

Cuando se condenaba el matrimonio por amor.

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La idea que hoy tenemos del matrimonio por amor es algo moderno, aunque, como comentábamos en otra ocasión, siempre hayan existido parejas que se casaban por amor. Pero lo normal es que no fuera así porque todos los matrimonios eran por conveniencia, eran una transacción económica, un pacto entre familias, un contrato que había que firmar (y sigue firmándose actualmente). Todos los matrimonios, incluso los de los pobres, eran de conveniencia, y casarse por amor podía acarrear la pena de muerte.

https://www.google.com/search?q=parejas+edad+media&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj7scflp-TgAhXnzIUKHVfpCNsQ_AUIDigB&cshid=1551559124800684&biw=1367&bih=529#imgrc=x7YkbXgYJF2-nM:

A nadie se le escapa que durante toda la historia las familias nobles han pactado matrimonios entre sus hijos para afianzar una alianza, unir territorios, agrandar fortunas, conseguir títulos nobiliarios, alcanzar el poder, zanjar disputas o firmar una paz. Había muchos motivos para casar a las parejas y ninguno era el amor. Prometidos incluso desde su más tierna infancia, a veces con un familiar, a veces con un desconocido, algunos de los retratos que hay colgados en los museos europeos no son otra cosa que la “foto” de la época para que el príncipe o la princesa conociera a la persona con la que se iba a desposar.  Si ya desde la antigüedad un general que conquistaba un territorio se casaba con la hija del rey para conseguir la legitimidad en el trono, la alianza con la familia de la novia, la perpetuación del linaje y la fidelidad (o conformismo) del pueblo y daba buen resultado ¿por qué iba a dejar de hacerse a lo largo de los siglos? Recordemos a los Reyes Católicos: los matrimonios de todos sus hijos fueron alianzas estratégicas muy bien estudiadas (sí, también el de Juana, aunque acabara perdidamente enamorada de su marido Felipe, el Hermoso). Parece que una de las pocas reinas que defendió el derecho de sus hijos a casarse por amor fue Isabel de Baviera, Sissi, pero ya estamos hablando del siglo XIX.

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:IsabellaofCastile05.jpg
Isabel y Fernando, los Reyes Católicos.

El asunto era muy parecido en todos los estamentos sociales. Aunque fueran pobres, los padres también acordaban los matrimonios de sus hijos: para unir dos pequeñas parcelas de tierra, para afianzar la amistad entre familias, para tener más manos para trabajar, para no dejar desamparada a una de las partes o, simplemente, para tener una boca menos que alimentar. Cada familia tenía sus propias razones.

Lo normal era casarse a edades tempranas, sobre todo para la mujer, la diferencia de edad no importaba en caso de que fuera el hombre el mayor. La justificación para casar a las mujeres jóvenes no solo era la reproductiva (principal y casi único papel reservado a todas las casadas), sino también la creencia de que si se esperaba más tiempo la muchacha acabaría enamorándose de alguien y pondría repararos en casarse con el pretendiente elegido por la familia. Se daba por hecho que obedecería y contraería matrimonio con quien se le ordenase, pero se temía que nunca llegara a quererlo. El amor no era el motivo por el que se casaba una pareja pero, como siempre se ha dicho que el roce hace el cariño, se esperaba que la pareja llegara a quererse con el paso del tiempo.

Pero, ¿qué ocurría si dos jóvenes se enamoraban y deseaban casarse? El muchacho se lo comunicaba a su familia y luego iba a hablar con el padre de la novia. Si las dos familias estaban conformes y veían que ese matrimonio era conveniente, se les permitía contraer matrimonio. Todos felices. Pero si una de las familias (o las dos) no aprobaba esa unión, la pareja tenía prohibido casarse y se les separaba.

Lo terrible venía cuando los enamorados decidían desobedecer a sus mayores. En la Edad Media las parejas lo tenía fácil para casarse, ni siquiera necesitaban una iglesia (de hecho, no se contraía matrimonio dentro de la iglesia, sino en la puerta y se entraba en ella ya como marido y mujer) y tampoco necesitaban sacerdote. Para considerarse casados bastaba expresar sus votos matrimoniales delante de algún testigo y posteriormente, en la intimidad, consumar el matrimonio. En el caso de que obraran de esta forma contraviniendo los deseos de sus respectivas familias solo les quedaba dos opciones: el destierro o la muerte. La pareja tenía que huir de la ciudad y no volver jamás porque pesaba ya sobre ellos la pena de muerte que se ejecutaría si regresaban.

https://hdnh.es/las-dificultades-de-amarse-en-la-edad-media/


La mujer y el matrimonio en el medievo.

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Ya hemos hablado aquí del amor y del matrimonio, y de que la mayoría de ellos eran pactados y por conveniencia. En todos los estamentos sociales muchas parejas se veían obligadas a casarse y se asumía como algo normal con la esperanza de que el amor llegase con el tiempo. Y aunque se dan más casos de matrimonios indiferentes o desgraciados, también se cuentan algunos felices en los que las parejas se quisieron mucho.

https://hdnh.es/las-dificultades-de-amarse-en-la-edad-media/


La que se llevaba la peor parte, la mayoría de las veces, era la mujer. Permanecer soltera no era una opción aceptable pues la señalaba y la convertía en la burla de la sociedad (aún hoy en día la palabra “solterona” se sigue empleando de forma despectiva, mientras los hombres maduros son “solteros de oro”). Las mujeres, tanto para casarse como para entrar en la vida religiosa, tenían que aportar una dote.  Pero el hecho de que la familia de la novia fuera tan pobre que no podía darle dote impedía que la muchacha contrajera matrimonio.

El papel reservado para las casadas era el de traer el máximo número de hijos al mundo, preferiblemente varones (ya que existía una alta tasa de mortalidad infantil). Si no lo hacía, se veía sometida a una serie de ritos (que podían ser mágicos, supersticiosos o religiosos) y pócimas afrodisiacas y si esto no daba resultado podía ser repudiada. Los hombres también eran presionados con la obligación de tener descendencia y podían verse obligados a tomar toda clase de brebajes para engendrar un hijo. Parece que Fernando el Católico murió a causa de los efectos secundarios de fuertes sustancias que se consideraban afrodisiacas y que ingería por la necesidad de tener un hijo con su segunda esposa Germana de Foix, 35 años menor que él, con quien contrajo matrimonio al año siguiente de quedar viudo de Isabel la Católica.

Un número elevado de mujeres morían en el parto, por complicaciones o infecciones posteriores (como las denominadas fiebres puerperales) o por sobreparto (demasiados embarazos seguidos sin dar tiempo al cuerpo a recuperarse). Entonces, en la mayoría de los casos, el hombre se volvía a casar. Sin embargo, el número de viudas que volvían a contraer matrimonio era menor. No resulta extraño si pensamos que la mujer nunca era libre, pasaba de la tutela del padre a la del marido, siempre era equiparable a una menor de edad. Pero las viudas gozaban de más libertad que el resto, con lo que si tenían dinero suficiente o un oficio para mantenerse por sí mismas sin pasar más penurias que las comunes de la época, no sorprende que un buen número de ellas optara por no volver a casarse.

Para saber qué les pasaba en algunos países y durante largos periodos históricos a las viudas que solo tenían hijas no hace falta más que leerse alguna de las novelas de Jane Austen. Las mujeres no tenían derecho a heredar nada de sus maridos, ni siquiera la casa en la que habitaban. Todo el patrimonio pasaba a manos del familiar varón más cercano (aunque fuera un primo tercero que nunca habían conocido) y la mujer e hijas quedaban a merced de la caridad de este familiar, por lo que a nadie le debe extrañar que la viuda intentara casar a una de sus hijas con dicho familiar.

Algunos historiadores niegan que existiera en la Edad Media el derecho de pernada (el señor feudal podía pasar la primera noche con la esposa de su siervo). Una prueba de que existía es precisamente  la derogación de los llamados malos usos señoriales por parte de Fernando el Católico y, entre los muchos abusos y maltratos que englobaba esa expresión, se encontraba este.

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:IsabellaofCastile05.jpg
Isabel y Fernando, los Reyes Católicos.

Respecto a las violaciones eran relativamente frecuentes. Las victimas solían callar por vergüenza, y si denunciaban se las ponía en entredicho. Sin embargo, cuando se creía el testimonio de la mujer, había diferentes penas para el violador, aunque frecuentemente se le imponía una multa, la cuantía dependía del estatus social de la víctima, pero si aceptaba casarse con ella ya no tenía ningún castigo y la mujer se veía obligada a contraer matrimonio con su violador. Esta práctica en la actualidad continúa siendo legal en algunos países.



Sobre la catedral de Notre Dame de París y su incendio.

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El 15 de abril de 2019 quedará marcado en los libros de historia del arte y se reproducirá en los documentales sobre  los acontecimientos del siglo XXI. Ese lunes santo internet se llenó de fotografías que a muchos nos parecían imposibles. Toda la tarde y toda la noche se sucedieron las noticias eclipsando a cualquier otro suceso: la catedral de Notre Dame de París ardía pasto de las llamas. 

Vista de Notre Dame de París desde el río Sena. 

Una de las cosas que caracterizan a los seres humanos es nuestro pensamiento simbólico, y entorno a los símbolos hemos creado nuestro imaginario y nuestro mundo. Son algo que va más allá de lo material, que transciende, que perdura y que representa al mundo entero, sin importar raza o creencias.
"(…) En pocas palabras, es una especie de recreación humana, poderosa y fecunda como reacción divina, de la que parece haber tomado el doble carácter: el de la variedad y la eternidad. (…). Nuestra Señora de Paris es, en particular, una curiosa muestra de esta variedad. Cada frente, cada piedra del venerable monumento es una página, no solo de la historia de un país, sino también de la de ciencia y del arte(…). Las grandes producciones de la arquitectura (…) son el depósito que deja una nación, las acumulaciones que forman los siglos, el residuo de las sucesivas evaporaciones de la sociedad humana. (…) Los grandes edificios son como las grandes montañas, obra de los siglos". Fragmento de "Nuestra Señora de París", Victor Hugo (1831).
Ese día nefasto se incendió uno de estos emblemas, de estos vetustos gigantes que han resistido el paso de los siglos, que han visto pasar la Historia, que han contemplado millones de personas de todas las épocas y que nunca imaginamos que podría desaparecer. Aunque en el mundo ocurren tragedias todos los días, algunas se graban a fuego en las pupilas de quienes las contemplan porque nos hacen perder algo que nos pertenece a todos.
Son precisamente los mismos sentimientos con los que juegan los artistas, especialmente los cineastas, cuando representan grandes catástrofes en la pantalla y sabemos que es el fin de nuestra civilización cuando los terremotos abren la tierra, las olas alcanzan las más altas montañas o cuando el fuego consume los monumentos emblemáticos Patrimonio de la Humanidad y estos se derrumban ante nuestra angustiada mirada. Es el recurso más efectivo para impresionar a los espectadores.

https://www.lasexta.com/noticias/internacional/notredame-envuelta-llamas-imagenes-incendio-catedral-paris_201904155cb4c4e10cf2e136694d6ee1.html
Vista aérea de la techumbre de Notre Dame envuelta en llamas tras caer la aguja.

Pero no era una película lo que se reproducía a tiempo real cuando la aguja de la catedral de Notre Dame se desplomaba llevándose consigo parte del tejado. Esa techumbre que formaba una cruz latina, solo apreciable a vista de pájaro, a la que llamaban el bosque precisamente porque tuvo que talarse un bosque entero en el siglo XII para construirla.
https://www.lasexta.com/noticias/internacional/notredame-envuelta-llamas-imagenes-incendio-catedral-paris_201904155cb4c4e10cf2e136694d6ee1.html
Incendio en Notre Dame. Minna Fotografia.
Los bomberos no podían apagar aquel incendio, la isla de la cité había sido desalojada y acordonada, los parisinos rezaban, el resto del mundo contenía la respiración temiéndose que la catedral más famosa, una de las primeras que vio nacer el gótico, el símbolo de Francia, el edificio más visitado de Europa se vería reducido a cenizas. A nuestra mente acudían otros incendios que nos habían privado de demasiado conocimiento, demasiados monumentos, demasiado arte, demasiados símbolos… De algunos solo poseemos una descripción, de otros un dibujo y una vieja fotografía en el mejor de los casos.
Interior de Notre Dame antes del incendio.
El suelo sobre el que se colocó la primera piedra de la catedral de Notre Dame de París en 1164 ante la presencia del papa AlejandroIII, siempre fue sagrado. Sabemos que ya en época celta existía un edificio y que los romanos erigieron un templo allí, que más tarde se convirtió en una iglesia románica, sustituida por la catedral gótica que se levantó en el siglo XII. Desde el principio fue considerado unlugar de poder, un universo en miniatura que representaba lo intangible. La luz, invisible al ojo, se convertía en color casi palpable  a través de las vidrieras de cristal y plomo, el sonido vibraba en sus antiquísimos órganos y el olor del incienso casi se solidificaba. Sus piedras talladas con relieves y esculturas narraban escenas bíblicas que los fieles, aunque en su mayoría analfabetos, sabían interpretar. Pero muchos aseguran que allí también había mensajes ocultos, que el templo era un libro de piedra que atraía a iniciados en diferentes filosofías, miembros de sociedades secretas y alquimistas. Poco podían imaginarse los seguidores de la Orden del Temple que su Gran Maestre, Jacques de Molay, sería quemado en la hoguera delante de la catedral de Notre Dame en 1314 mientras profería una maldición al papa Clemente V y a Felipe IV de Francia, asegurándoles que en menos de un año volverían a verse ante el tribunal de Dios, palabras que resultaron proféticas.
En 1429, durante la guerra de los Cien Años, Enrique VI de Inglaterra se coronó rey en el interior del ya simbólico templo.
Pero el paso del tiempo, las modas y el deterioro también forman parte de la historia de un monumento y, aunque Notre Dame, sirviera de inspiración a muchas otras catedrales que se levantaron en Europa, fue descuidada. Las inclemencias meteorológicas hicieron peligrar la aguja y tuvo que ser desmontada en 1786. Poco después llegaría la Revolución francesa y con ella la desacralización, dispersión de sus reliquias, destrucción de algunas de sus imágenes y alteración de su estructura. Y de templo devocional, pasó en 1793 a simple almacén de alimentos hasta que Napoleón la devolvió a la Iglesia en 1802, coronándose allí mismo emperador de Francia el 2 de diciembre de 1804. Aunque maltrecha, blanqueada y adornada con grandes cortinajes que ocultaran su deplorable estado de conservación, los muros de Notre Dame fueron testigos de cómo Napoleón arrebataba la corona de manos del papa Pío VII para ceñirla en su cabeza. 

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Jacques-Louis_David,_The_Coronation_of_Napoleon_edit.jpg
La consagración del emperador Napoleón (1804). Jacques-Louis David.
Museo del Louvre. París.

Durante el siglo XIX eran muchas las voces que se levantaban contra la arquitectura gótica y el trazado medieval, decantándose por el estilo de la época. Rápidamente los edificios fueron demolidos y reemplazados. Víctor Hugo repartía panfletos abogando por preservar el patrimonio artístico medieval. Pero nadie le prestaba la menor atención. Así que cuando su editor Grosselin le solicitó una nueva novela, nuestro escritor vio la oportunidad de convertir a  Notre Dame en la gran protagonista de su obra. La escribió solo en seis meses, situó la historia en la Edad Media, dedicó capítulos enteros a la descripción de la catedral y le puso un prólogo defendiendo el arte gótico. En 1831 salía a la venta Nuestra Señora de París con gran éxito de público y crítica. Había conseguido su objetivo, ahora todo el mundo se interesaba por su antigua catedral y se contrató, en 1844, a uno de sus arquitectos favoritos, Eugène Viollet-le-Duc, para repararla, añadir las gárgolas y construir una nueva aguja en estilo neogótico de 96 metros de altura.

 https://www.revistaarcadia.com/historia/articulo/notre-dame-y-el-paris-medieval/73910
Portada de "Notre-Dame de París" (1865), de Victor Hugo, grabada por Yon y Perrichon.
"Y la catedral no era solo su compañera, era el universo, mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma.” Fragmento de "Nuestra Señora de París" (1831)de Victor Hugo.
Pero los muros de Notre Dame aún tenían mucha historia por contar. Durante la Comuna de París en 1871 se apilaron los bancos y los confesionarios en el interior y se les prendió fuego, pero no hubo graves consecuencias. La catedral resistió, y pudieron reemplazarse las ventanas levantadas en la revolución francesa por rosetones y fabricar vidrieras de colores para las medievales que se habían perdido. En 1909, para la beatificación de Juana de Arco, el templo estaba en buen estado. 
Vista de uno de los rosetones de Notre Dame desde el interior de la catedral.
La Primera Guerra Mundial no afectó a nuestro templo, su víctima fue la famosa catedral de Reims, hermana de Notre Dame, que fue bombardeada, desolando a las personas de la época que vieron en ello un símbolo de la destrucción de la civilización.
La Segunda Guerra Mundial amenazó a Notre Dame hasta sus cimientos. Tras ocupar París, Hitler dio la orden de dinamitar todos los monumentos en caso de perder la guerra. Aún no sabemos si el general al mando no se atrevió a ejecutar el mandato, no le dio tiempo a hacerlo, o la resistencia francesa (con un buen número de españoles en sus filas) consiguió impedirlo, lo cierto es que las campanas de Notre Dame replicaron anunciando la liberación de la ciudad en 1944.
San Jorge y el dragón delante de las vidrieras de Notre Dame.

Poco imaginaban las autoridades francesas lo que ocurriría cuando consiguieron, con dificultades, recaudar dinero para financiar las nuevas obras de restauración del edificio y, en especial, de la aguja central. Los donantes debieron pensar que hay tantas urgencias en el mundo que requieren de esas inversiones que una restauración más podía esperar, hasta que el fuego, consumiendo un símbolo de la cultura, nos enfrentó a la verdad. Todo el techo de Notre Dame ardía y la aguja neogótica que se pretendía restaurar se desplomaba haciéndonos sentir que no era Francia quien perdía un símbolo, éramos todos, pues la UNESCO la había declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991. Después no hizo falta pedir dinero, los donativos millonarios llegaban solos.

Vista de la catedral con la famosa aguja desde el río Sena.
Dice la leyenda que las gárgolas, esos seres monstruosos que en realidad sirven para desalojar el agua de la lluvia, son guardianes del mal, vigilan desde los tejados de Notre Dame que el mal no atraviese sus puertas… y que precisamente las habían retirado días antes para restaurarlas…

No es la primera, ni será la última catedral que se incendie. Lacatedral de León, otra joya del gótico, sufrió un incendio de semejantes características tras caerle un rayo en 1966. Se derrumbó la techumbre de madera y se temió que quedara reducida a cenizas. Pero los expertos actuaron pronto y con espuma consiguieron salvar su templo. Intentar apagar el fuego con agua hubiese sido un error ya que el tipo de piedra que se utilizó en aquellas catedrales la absorbe, pesa y debilita la estructura, aumentando el riesgo de derrumbe del edificio. Los leoneses reconstruyeron su catedral rápidamente y dieron ejemplo al futuro.
La catedral de León también fue pasto de las llamas y perdió la techumbre medieval,
pero conservó prácticamente en su totalidad las vidrieras originales.

Notre Dame también será reconstruida. Dentro de cien años la mayoría de las personas olvidarán que hubo un incendio en la catedral de París y se sorprenderán cuando un guía se lo cuente. Después de todo, hay tantos edificios que creemos originales y no lo son. Una generación queda conmocionada por el desastre, pero vuelven a trabajar para recuperar aquello que habían perdido.
Todos respiramos aliviados al comprobar cómo resistían sus paredes de piedra, el famoso rosetón y las torres originales. Las reliquias que guardaba y el tesoro fueron rescatados de inmediato. La aguja y las vidrieras pérdidas databan del siglo XIX, las vigas de madera de la techumbre eran de las pocas originales que quedaban en el mundo, de árboles del siglo XII y algunos anteriores reaprovechados, colocados con esmero por las manos de personas que trabajaron allí hace ocho siglos. Eso es irremplazable, no hay reconstrucción que pueda devolvernos lo perdido.
Las obras de arte hay que cuidarlas, porque son el legado de nuestra civilización, de las generaciones anteriores a las posteriores. Aunque nos pertenezcan a todos, no dejan de ser algo prestado, nosotros somos eslabones de esa cadena que tiene que llevarlas al futuro, porque cuando caiga el último edificio emblemático, habrá caído la civilización. Es la transcendencia, el legado y nuestro símbolo.

Leonardo da Vinci. V centenario.

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Cuando pensamos en un genio del Renacimiento, pensamos en Leonardo da Vinci. Este año le rendimos homenaje con exposiciones y retrospectivas en numerosas ciudades para conmemorar el quinto centenario de su muerte.

Todos conocemos al Leonardo que pintó la controvertida ÚltimaCena que varios escritores han colocado como centro del misterio en no pocas novelas y al Leonardo que dibujó la enigmática Giocondasobre la que tanto se ha debatido. En la carta que escribió para ofrecer sus servicios a los Sforza decía que era ingeniero militar, inventor, pensador, arquitecto, escultor… y al final añadía pintor. Pero Leonardo era mucho más que eso, era científico, filósofo, investigador, urbanista, anatomista, botánico, poeta, músico, óptico, geólogo, cocinero, diseñador de jardines, decorados, eventos y trajes. Era un observador nato, un estudioso, un curioso con mucha imaginación que no hacía distinciones entre la ciencia y el arte, que deseaba comprender lo que le rodeaba. Observaba el vuelo de los pájaros para crear una máquina que otorgara la habilidad de volar a los hombres; ideaba barcos a palas sin sospechar que el motivo por el que no funcionaban era haberse adelantado varios siglos a la invención del elemento que aún le faltaba (la máquina de vapor) pero que sus barcos llegarían a surcar ríos como el Misisipi con éxito; diseccionaba cadáveres de personas y animales para comprender la anatomía y lo anotaba y dibujaba todo en sus cuadernos, esos famosos códices que se disputan las más prestigiosas bibliotecas y museos.

Monumento a Leonardo da Vinci en Milán.

Leonardo tenía multitud de ideas fantásticas sobre los más diversos campos, pero a menudo quedaban inacabadas porque sus pensamientos lo llevaban por nuevos caminos en busca de otros conceptos a los que dar forma. Fracasaba numerosas veces, pero no se rendía. El fracaso solo era un camino por el que ya había comprobado que no daría con la solución, así que iniciaba otro distinto sin  desanimarse.

Leonardo nació en la Toscana en 1452.  Hijo ilegítimo del rico notario Piero da Vinci y de Caterina, de quien aún no tenemos claro si era campesina o una esclava oriental propiedad de Piero.

Al descubrir su talento, el famoso pintor Andrea de Verrochio lo llevó como aprendiz a su taller en Florencia sin imaginar que aquel muchacho de 15 años llegaría a superarlo en maestría y a hacerle plantearse dejar la pintura.

En aquellos años entabló amistad con Botticelli y, contra todo pronóstico, abrieron juntos una taberna. Pero la innovadora forma de entender la cocina de Leonardo no fue del agrado de los comensales y el negocio no tardó en quebrar. Solo una cosa relacionada con la cocina pareció salirle bien: la invención de la servilleta. Aquella amistad se rompió por la traición de Botticelli que acabó cayendo en la secta de Savonarola y arrojando sus propios cuadros a una de sus hogueras de las vanidades.

En aquel tiempo Italia estaba dividida en numerosas ciudades Estado y, Florencia, gobernada por los Medici, aspiraba a ser la capital cultural de Europa. El arte era poder y la famosa familia se convirtió en mecenas de numerosos artistas como Leonardo, Miguel Ángel y Rafael, los tres grandes nombres del Renacimiento pero pertenecientes a tres generaciones diferentes. Rafael era el más joven y el más querido por todos cuantos lo conocían. Suya es la famosa Escuela de Atenas pintada en el Vaticano donde retrata a Leonardo como Platón, a Miguel Ángel como Heráclito y a sí mismo como Apeles. Miguel Ángel era otro genio pero no causaba simpatía con su aspecto sucio y su carácter retraído. Miraba con desagrado el porte elegante, la personalidad afable y generosa de Leonardo, y pronto se convirtieron en rivales.

En "La Escuela de Atenas" Rafael pinta a Leonardo como Platón en el centro del cuadro.
Estancias de Rafael en El Vaticano.

En 1482 Leonardo acudió a Milán para dedicarse a la ingeniería militar y a desarrollar maquinaria de guerra para los Sforza. En sus cuadernos contemplamos cañones, vehículos blindados, puentes portátiles, sistemas para proteger Milán y artefactos para asediar otras ciudades. Allí vivió en dos etapas diferentes, sumando un total de 17 años de su vida.

Leonardo no se olvidó de la pintura y, entre otras obras, aceptó el encargo de la Última Cena para el refectorio de Santa Maria delle Grazie. Pero en lugar de pintarla al fresco, lo que aseguraba que los pigmentos quedaran totalmente adheridos a la pared, experimentó con la técnica al secco. A los pocos años la pintura comenzó a deteriorarse. Desde entonces los conservadores han estado esforzándose por mantenerla en las mejores condiciones posibles, luchando contra el tiempo, contra el rey de Francia que quiso arrancarla de la pared para llevársela y protegiéndola con sacos durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

"La Última Cena" de Leonardo da Vinci en el refectorio de Santa Maria delle Grazie (Milán).
Por razones de conservación solo se permite la entrada durante 15 minutos en grupos de 20 personas. 

En la década de 1490 dibujó en uno de sus numerosos cuadernos el famoso Hombre de Vitruvio donde sigue las proporciones clásicas del arquitecto romano y consigue la cuadratura del círculo. Se considera el símbolo del Renacimiento donde el hombre se convierte en el centro de todo y se piensa que es un autorretrato del artista. Actualmente se conserva en la Galería de la Academia de Venecia, pero solo se expone cada 10 años por motivos de conservación, el resto del tiempo puede contemplarse una copia exacta del original.
https://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_da_Vinci#/media/File:Da_Vinci_Vitruve_Luc_Viatour.jpg
"El hombre de Vitruvio" canon de belleza clásico.

Uno de los grandes proyectos encargados a Leonardo en Milán fue la estatua ecuestre de Francisco Sforza a la que se apodó “el gran caballo”. Leonardo preparó los bocetos para una escultura de ocho metros de altura, se compraron 70 toneladas de bronce para elaborarla, pero, aunque el tiempo pasaba, el artista solo llegó a hacer un modelo en barro, así que el bronce se utilizó para fabricar cañones cuando Francia invadió y conquistó Milán.

Establecido en Venecia, continuó con sus labores de ingeniería. Allí ideó diversos sistemas para proteger la ciudad de los ataques de los turcos. En sus cuadernos aparecen antepasados del submarino, escafandras y todo lo necesario para atacar los barcos por debajo. Pero estos proyectos no pudieron llevarse a cabo hasta los siglos XIX y XX.

En su deambular por las cortes italianas, Leonardo decidió presentarse en 1501 ante César Borgia para hablarle de sus proyectos de ingeniería, mecánica, anatomía, arquitectura, pintura, música y de su talento para diseñar jardines y organizar toda clase de festejos. El peligroso duque lo tomó a su servicio y se convirtió en su mecenas.

En Florencia, Leonardo trabajó junto a Maquiavelo en un plan para desviar el río Arno con la excusa de mejorar el riego de los cultivos, pero con la intención secreta de cercar la enemiga ciudad de Pisa y conseguir salida al mar para Florencia. Sin embargo, su proyecto fracasó.

https://eml.wikipedia.org/wiki/File:Leonardo_da_Vinci_-_Superficial_anatomy_of_the_shoulder_and_neck_(recto)_-_Google_Art_Project.jpg
Estudio de anatomía humana.
En los años siguientes llevó a cabo un estudio exhaustivo de la anatomía humana, convirtiéndose en un experto y representando con exactitud los huesos, músculos, tendones, vasos sanguíneos y órganos. También diseccionó animales como vacas, monos, caballos y pájaros. Deseaba hacer un estudio comparativo entre la anatomía humana y la animal. Investigó junto al médico Marcantonio della Torre e ilustró con más de 200 dibujos un tratado de anatomía.

Comenzó a pintar su obra más famosa, la Gioconda, en 1503, después de que Francesco del Giocondo le encargara un retrato de su esposa Lisa Gherardini. Sobre este cuadro han corrido ríos de tinta y ha sido objeto de estudio tanto por su valor artístico como por el misterio que esconde la expresión e identidad de la modelo (¿era Lisa o era la madre de Leonardo?), el paisaje que se dibuja al fondo y el hecho de que Leonardo nunca quisiera desprenderse de él, conservándolo a su lado hasta su muerte.

"La Gioconda"de Leonardo da Vinci.
El cuadro más famoso de la Historia del Arte.

En 1513 se marchó a Roma donde trabajó para el cardenal Giuliano de Medici, hermano del Papa León X, alojándose en el Vaticano. Parece ser que lo acompañaron sus dos alumnos favoritos, Salai y Francesco Melzi. Allí se dedicó a proyectos arquitectónicos, dibujo de mapas y estudio de los monumentos de la antigua Roma. Hasta pocos años antes nadie se había preocupado de la conservación de las obras de la antigüedad y la arquitectura romana había llegado a servir como cantera para nuevas construcciones. Pero es en el Renacimiento cuando se produce un cambio en el pensamiento y se vuelve al ideal de belleza clásico, al estudio de los tratados romanos.

Los tres últimos años de su vida los pasó en Francia, donde el rey Francisco I, que lo admirada y respetaba profundamente, le ofreció vivir en Clos Lucé, un castillo en el Valle del Loira, como un auténtico noble. En aquella época fue perdiendo la salud, pero eso no le impidió continuar con sus pinturas, sus tratados y sus proyectos urbanísticos e hidráulicos. Su castillo llegó a convertirse en una especie de museo, donde, además de sus cuadernos, conservaba consigo sus tres obras más queridas: San Juan Bautista; Santa Ana, la Virgen y el Niño y La Gioconda.

https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Amboise_-_Ch%C3%A2teau_du_Clos_Luc%C3%A9_-_014.jpg
El castillo Clos Lucé (Francia) donde vivió Leonardo los últimos años de su vida.
Fotografía de Thesupermat.

Murió el 2 de mayo de 1519, dejándonos, según algunas fuentes, más de 50.000 documentos. A través de sus diarios, planos, ideas, dibujos, estudios y reflexiones, conocemos todo aquello que proyectó y, en la mayoría de los casos, no llegó a realizar. Estos inventos, para muchos adelantados a su tiempo, no partían solo de sus observaciones, sino también de los estudios de otros pensadores anteriores. Además de todo lo que hemos mencionado, en sus códices se recogen bombas hidráulicas, una draga para construir canales, varios autómatas, flotadores para caminar sobre las aguas, un antepasado del automóvil, un telar mecánico, una máquina para pulir espejos y otras muchas cosas. Pero lo que más nos llama la atención es su perseverancia en el sueño de imitar el vuelo de los pájaros. Fruto de sus observaciones ideó el paracaídas (que no llegó a probar) y el ala delta (que funcionó con éxito). Luego realizó 14 prototipos de máquina voladora y aunque ninguno funcionó, Leonardo se tomó aquel fracaso como incentivo para seguir con sus investigaciones y, basándose en el tornillo de Arquímedes que conseguía subir el agua para el riego de los campos, ideó su tornillo aéreo para poder mover el aire y elevarse. Tampoco dio resultado, pero fue una pieza clave para la invención del helicóptero.

https://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_da_Vinci#/media/File:Leonardo_da_Vinci_helicopter_and_lifting_wing.jpg
El Tornillo Aéreo y una de sus máquinas voladoras.
Inventos y dibujos de Leonardo.

Su escritura es otra fuente de misterio pues se sabe que era ambidiestro, pero no se conoce con exactitud el motivo por el que escribía de forma especular.

Actualmente conocemos a Leonardo más como pintor, aunque solo realizara unas 30 obras en su dilatada vida. Empleó técnicas innovadoras (aunque a veces fracasara en ellas) pero tenía gran maestría en la composición, el sfumato, el uso de los colores, la perspectiva, la anatomía, el paisaje y la capacidad para plasmar las emociones humanas en sus retratos. Contaba Vasari, su primer biógrafo, que Leonardo no se basaba en rostros “tipo”, sino que copiaba del natural. No era extraño verlo cruzarse con alguien por la calle y caminar tras esa persona de aspecto interesante durante todo un día para luego poder dibujarla.

https://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_da_Vinci#/media/File:Da_Vinci_codex_du_vol_des_oiseaux_Luc_Viatour.jpg
Uno de los Códices de Leonardo con el estudio del vuelo
de los pájaros y las explicaciones en escritura especular.

Francesco Melzi fue el heredero de Leonardo e intentó mantener su legado unido. Pero tras su muerte, los documentos se dispersaron, las hojas de los cuadernos de Leonardo fueron arrancadas y vendidas o regaladas por separado, ya que cada una de ellas, con algún dibujo o anotación del genio renacentista, se había convertido en una obra de arte en sí misma. No será hasta finales del siglo XIX cuando los historiadores intenten agrupar y componer los cuadernos de nuevo, esos códices que hoy se atesoran en prestigiosas bibliotecas. Se han podido reunir 13.000 documentos, pero aún hoy muchas páginas permanecen perdidas, quizás para siempre.

Respecto a su pintura más querida y misteriosa,LaGioconda, que pasó a formar parte de la colección del rey francés Francisco I, puede contemplarse actualmente en el Museo del Louvre en París.

"La Gioconda" se exhibe en el Museo del Louvre de París
 bajo fuertes medidas de seguridad.

Diario de Viaje: Florencia y Pisa VI. Interior del Duomo, el Palacio Vecchio y... ¿cómo he llegado a un pleno del Ayuntamiento?

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Lee también Diario de Viaje: Florencia y Pisa. Parte I (una marquesa imaginaria con miedo a volar), parte II (el Duomo sin Síndrome de Florencia), parte III ( David, la Galería de los Uffizi y la Capilla Medicia), parte IV (el David original, una torre robada y el atardecer en el Puente Vecchio) y parte V (otro David, la leyenda del patrón y visitando a los genios en Santa Croce).

“no photo”… pero…


Aún teníamos tiempo de acudir a la iglesia de Orsanmichele, una de las más importantes de Florencia. El interior estaba atestado de gente que observaba azarosa las hermosas capillas de la iglesia. Esta vez no se me pasó que debía llevar los hombros cubiertos y me puse el pañuelo antes de entrar. No encontré a nadie que nos gritara, nos empujara o nos obligara a tirar la botellita de agua, así que me decidí a sacar la cámara de fotos y llevarme un recuerdo de tan hermosas esculturas, pero en ese momento un viejecito sonriente me  dijo con amabilidad que no se podían hacer fotos. No parecía ser el vigilante, porque no iba uniformado, ni tenía las malas pulgas del resto de empleados. Por un momento dudé, sosteniendo la cámara entre mis manos, pero debía ser un trabajador o voluntario que cuidara del orden en la iglesia, así que me decidí a guardar la cámara. Me volvió a mirar sonriente y me dijo que por ser yo tan guapa me permitía hacer una fotografía, pero solo una. Le agradecí el piropo pero no acepté la amable invitación y me marché, minutos después, de la iglesia sin un recuerdo del interior. Eso sí, para compensar hice unas cuantas fotos a las esculturas que adornaban la fachada.

Una de las esculturas del exterior de Orsanmichele.


“Yes wáter”

Supongo que las autoridades de la ciudad saben que a los turistas se les retiran las botellas de agua en las galerías de arte, porque algún loco haya “refrescado” una de sus idolatradas obras, sin tener en cuenta que peores consecuencias pueden acarrearles las altas temperaturas y el exceso de público. Y creo que por ello, y en un alarde de modernidad, hay que agradecerle al Ayuntamiento florentino que haya dispuesto una máquina dispensadora de agua fría o con gas en uno de los lugares más concurridos. La verdad es que yo pequé de desconfiada y no me atreví a rellenar mi botella vacía con el agua que nos ofrecían de forma gratuita. Eva y Antonio sí lo hicieron y se alegraron de ello, pero yo no me atreví, a pesar de su insistencia… ¿algo gratis? Muy raro… Pero no había trampa ni cartón.

¿Te atreves a subir al campanille?

Duomo de Florencia.

No, he de admitir que no me atreví a subir al campanile, aunque me habían asegurado que allí las vistas del interior de la cúpula eran impresionantes. Seguía llevando en mi brazo la “huella” del campanario de la catedral de Baeza, el cansancio en los pies y la sensación de claustrofobia de la mitad superior de la ascensión.

El interior del duomo puede resultar un tanto decepcionante al que espera el esplendor de los palacios o la majestuosidad de las capillas mediceas. Pero es amplio, despejado y tiene un curioso reloj sobre la entrada que me llamó mucho la atención.

Interior de la cúpula del duomo.

Lo que sin duda maravilla a todo visitante es el interior de la hermosa cúpula donde todo el mundo se deja el cuello con la intención de fotografiar sus magníficas pinturas.

En la planta baja estaba la entrada al museo, como expliqué anteriormente, no entramos, pero pudimos ver la antiquísima escalera casi desmoronada por el paso de los siglos que se protegía bajo la actual.


Los bailes y los mapas.
Palazzo Vecchio.

De visita obligada nos pareció el interior del Palacio Vecchio y no nos equivocamos. Tan solo con traspasar la entrada ya merece la pena el patio interior con sorprendentes y sólidas columnas de fuste estriado en la parte inferior y florido en la superior. Una luz calida inunda el espacio y una fuentecita modesta, que contrasta con la suntuosidad de las columnas, adorna el centro. Después puedes pasearte por las numerosas salas, amuebladas con gusto y riqueza. La que más me gustó fue la sala de baile, donde también solían representarse obras de teatro y que actualmente es una gran sala de conferencias.

Sala de los mapas en
el Palacio Vecchio.
Cuando accedes al piso superior puedes asomarte a la balconada donde se sentaban los señores a presidir los numerosos actos y contemplar, desde aquella altura privilegiada, los grandes cuadros que adornan las paredes laterales. Frente a ti encuentras tres vanos por donde entra una luz blanca y brillante que casi deslumbra. Y otra de las estancias más famosas es la de los mapas, que como su propio nombre indica, muestra la representación de numerosos países y donde Eva se fotografió señalando a España, aunque más parece una chica del tiempo. Me encantó el gran globo terráqueo que ocupaba el centro de la sala, ya oscurecido por el paso del tiempo, aunque le urja tanto una restauración como una botella de agua en los Ufizzi, es impresionante.

Poco imaginaba entonces que en el maravilloso Palacio Vecchio se rodaría, varios años después, la película Inferno portagonizada por Tom Hanks y basada en la novela del mismo nombre de Dan Brown, de la que hemos hablado aquí.

Una de las salas del Palacio Vecchio.


Transportados a los “vecchios” tiempos.

El salon de baile en un grabado
de la época.
Antes de pasar a la sala de los mapas, tuvimos el privilegio de contemplar la cúpula del duomo desde las ventanas entreabiertas del Palacio Vecchio, una de las imágenes más preciosas del viaje. En la sala, un cuarteto ensayaba para un concierto. La música era realmente embriagadora y la voz de la cantante, dulce y melodiosa, te transportaba en el tiempo. La muchacha quizá por vanidad, quizá por timidez, había pedido que no la fotografiaran mientras cantaba y así nos lo hizo saber una de las empleadas. Nos sentamos, con el resto de visitantes en una de aquellas sillas de metacrilato que llenaban la estancia para asistir a aquel espectáculo inesperado.

Antonio estaba extasiado ante la preciosa música, Eva escuchaba con atención y yo observaba curiosa los antiguos instrumentos que tañían mientras me preguntaba cómo se llamaría la pieza que tocaban y de qué época sería.

Vista de la maravillosa cúpula del Duomo
desde una de las estancias del Palacio Vecchio.

 
Un discurso inesperado.

Al bajar las escaleras, cerca de la salida, oí a alguien que hablaba desde una de las salas. Su voz tenía el sonido característico de quien habla por un micrófono y su tono era un tanto exaltado. La puerta estaba entreabierta así que, movida por la curiosidad, me asomé tímidamente y observé la escena. Ante mí unos estrados repletos de gente, sobre la tarima un orador. No todos los asistentes atendían a las palabras del caballero. Unos tomaban notas, otros lo miraban con fastidio y unos pocos daban cabezadas, pero aquello no amilanaba al del estrado que continuaba con su encendido discurso. No entendí nada de lo que decía, pero un cartel me hizo comprender lo que estaba viendo.

-Esto es el Ayuntamiento y en esa sala hay un pleno.

-¿Qué dices?- preguntó Eva incrédula.

-Sí, he asistido a un pleno del Ayuntamiento de Florencia.

Vista del Palacio Vecchio y la Plaza de la Señoría.


¿Síndrome de Pisa?

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Nuestro sueño de visitar Florencia se había cumplido y solo por cuestiones de escalas nos encontrábamos en Pisa. No era nuestro objetivo, pero ya que estábamos allí y teníamos unas horas libres, decidimos visitar el centro histórico. Gracias al mapa sabíamos que el Campo de los Milagros no podía estar muy lejos, aunque no lográbamos ver la torre por ninguna parte. Se supone que una torre tan alta debería divisarse en la distancia, con su deslucido color gris, como la representaban tantas pobres figuritas que vendían a módico precio en todos los mercados de Florencia. Con esa imagen en mi mente se me antojaba como cualquier torre del mundo, solo que esta era famosa por estar inclinada. 

Al doblar una esquina nos la encontramos. De repente. Surgida de la nada, ligeramente inclinada y con el mármol más blanco y más brillante que había visto. Estaba ante la famosa Torre de Pisa. El aire se detuvo en mis pulmones, los ojos se me llenaron de lágrimas y reí de felicidad. En aquel momento pensé que aquello era lo más hermoso que había visto en mi vida, pensé que podía sufrir el síndrome de Florencia ante la Torre de Pisa, pensé que valía la pena todo el cansancio por estar ante la verdadera joya de mi viaje.

Nos miramos y reímos. Fue un momento emocionante. Después de tantas cosas hermosas que había visto me llevaba una maravillosa sorpresa en el Campo de los Milagros. Quizá, precisamente, porque no esperaba demasiado, me rendí ante la torre y desterré para siempre la estúpida idea de que su fama se debía a su inclinación.

Torre de Pisa. Fotografía propiedad de la autora del relato.

Relato para el concurso de Zenda #historiasdeviajes

El rumor del agua

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Tuvimos una casita en Trevi. Por unos pocos días la tuvimos y estaba tan cerca de la Fontana que al abrir la puerta llegaba hasta nosotras il rumore dell’acqua,el frescor de la brisa y los deseos de aquellos que perennemente acudían a ella llevados por la esperanza de que se realizaran sus anhelos, sus sueños de amor, su confianza en gozar de buena salud, sus proyectos de vida, sus ilusiones de un futuro mejor y siempre, siempre, con la certeza de que al tirar una moneda  en sus claras aguas regresarían  a Roma, la Ciudad Eterna.
 
Fontana di Trevi en Roma. Fotografiada por la autora del relato.
 
Relato para el concurso de Zenda #historiasdeviajes

La llegada del hombre a la Luna. 50 aniversario.

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Este año conmemoramos dos aniversarios muy importantes, dos hitos que marcaron diferentes épocas: en 2019 se cumplen 500 años del inicio del viaje que culminaría en la primera circunnavegación del globo y 50 de la llegada del hombre a la Luna. Quizá los terraplanistas se hayan tomado la molestia de intentar desmontar el logro de Magallanes y Elcano, pero nunca lo habrán hecho con tanto ahínco como los que creen que el hombre nunca pisó la Luna y que todo fue un montaje.

Desde hace muchos siglos hemos soñado con conquistar nuestro satélite natural (e incluso encontrarnos con los selenitas), así lo refleja la literatura y el cine.  Novelas sobre esto hay muchas, valgan como ejemplo los Relatos Verídicosque Luciano de Samosata escribió en el siglo II; The man in the Moon de Francis Godwin (1638) donde el intrépido astronauta era un español llamado Domingo González; Viaje a la Luna de Cyrano de Bergerac (1657) o Un viaje a la luna y otros cuentos de Edgar Allan Poe (1835). Pero la novela más famosa de todas y la más acertada es, sin duda, De la Tierra a la Luna de Julio Verne (1865).

De Luc Viatour, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1254946
La Luna.
De Luc Viatour.

El tema dejó la literatura o el celuloide y tomó cariz de asunto de estado cuando Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaron con la Carrera Espacial en la década de 1950. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial las dos potencias habían reclutado a los mejores ingenieros y los pusieron a trabajar para sus prototipos militares, de hecho, uno de los fichajes más importantes del programa espacial de la NASA fue Wernher von Braun creador de las bombas voladoras alemanas V1 y V2 que cayeron sobre Londres durante la contienda.
En el marco de la Guerra Fría, ambos países querían exhibir su poder armamentístico, económico y tecnológico conquistando el espacio.

En 1957 los soviéticos pusieron en órbita el primer satélite artificial, el Sputnik 1, y después enviaron a la pobre perrita Laika. Es la misma época en la que las Naciones Unidas ven la necesidad de legislar sobre la Luna y otros cuerpos celestes, no para decir que el espacio no es de nuestra propiedad, sino para dejar claro que ningún país puede explotarlo para fines propios.  En 1958 la NASA lanzó el Vanguard 1, alimentado por energía solar, y, aunque los rusos menospreciaron el logro americano, lo cierto es que el Vanguard 1 sigue en órbita a día de hoy.

La competición continuaba entre los dos países. Estados Unidos envió al espacio al chimpacé Ham en enero de 1961, logrando traerlo de vuelta sano y salvo. Pero la URSS fue más atrevida y en abril del mismo año envió a Yuri Gagarin, que se convirtió en el primer hombre que viajaba al espacio. Dos años después Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer que lograba tal  hazaña.

De RIA Novosti archive, image #837790 / Rudolf Kucherov / CC-BY-SA 3.0, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=18560643
Valentina Tereshkova fue la primera mujer en el espacio.
Aquí condecorando a Neil Armstrong en junio de 1970.
De RIA Novosti archive.

El presidente Kennedy ya había pronunciado su famoso discurso de septiembre de 1962 donde afirmó que los americanos pondrían un hombre en la Luna antes del final de la década.

La realidad es que ninguno de los astronautas había salido de su nave, así que en 1965 Alexei Arkhipovich Leonov se dio un paseo espacial de 12 minutos antes de regresar a bordo de la Voskhod 2. Los rusos llevaban la delantera. Leonov fue elegido por la Unión Soviética para ser el primer hombre que pisara la Luna, pero un fallo técnico frustró las expectativas varias semanas antes de que Armstrong lo consiguiera. Ambos astronautas tuvieron que esperar al siglo XXI para darse un apretón de manos.

Estados Unidos consiguió con sus misiones Apolo que sus tripulaciones fueran las primeras en entrar en la órbita de otro cuerpo celeste, ver la cara oculta de la Luna y contemplar la Tierra desde nuestro satélite. Y ellos fueron los que lograron el hito histórico del que este mes de julio se cumplen 50 años: la llegada del hombre a la Luna.

De NASA photo As11-40-5886 - http://www.hq.nasa.gov/alsj/a11/AS11-40-5886.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=525386
Armstrong en la superficie de la Luna.
De NASA photo As11-40-5886.


La historia es de sobra conocida, el 20 de julio de 1969, en una emisión transmitida para todo el planeta ante la atenta mirada de millones de personas, Neil Armstrong, que había viajado con Buzz Aldrin y Michael Collins en el Apolo 11, bajaba del módulo lunar Eagle, ponía un pie sobre la Luna dejando la huella más famosa de la historia y pronunciaba aquella frase que pasaría a la posteridad:
Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad.

De NASA / Buzz Aldrin - Este archivo fue catalogado por NASA bajo el identificador de foto: AS11-40-5877., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=468121
Huella de Aldrin.
De NASA. Dominio público.
Identificador de foto: AS11-40-5877.

Aunque afirman los que siguieron la emisión televisiva en directo que no llegó a escucharse completa. Y Aldrin definió la Luna como una “magnífica desolación” (que sería el título de sus memorias publicadas en 2009).

Los tres astronautas habían sido entrenados para hacer historia. Pero no podían estar completamente seguros de que regresarían de una pieza del más arriesgado de los viajes. Así que se dedicaron a autografiar sus propios retratos para que pudieran ser vendidos o subastados por su familia en caso de que algo saliera mal. Se despidieron de los suyos, se les dio un magnífico desayuno y entraron en el Apolo 11 la mañana del 16 de julio de 1969. La nave despegó de Cabo Kennedy (Florida) tras la famosa cuenta atrás que los americanos habían copiado de la película La mujer en la Luna (Fritz Lang, 1929). Cuatro días tardaron en llegar y posarse en el mar de la Tranquilidad de la Luna. Armstrong fue el primero en pisar la superficie y después lo hizo Aldrin. Pusieron la bandera de Estados Unidos y una placa que decía:

Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad.
Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=517980
Placa en una de las patas de la base de aterrizaje del módulo lunar
donde se lee la frase conmemorativa firmada por los astronautas
y el presidente. La placa aún continúa en la Luna desde 1969.

Hicieron fotografías, retransmitieron con sus cámaras y extrajeron con picos y palas rocas de la superficie lunar que trajeron para ser estudiadas.

El 24 de julio amerizaron en el océano Pacífico de donde fueron rescatados y puestos en cuarentena. Después, recorrieron el mundo como auténticos héroes y, pese a que la placa rezaba que iban en nombre de toda la humanidad, Collins no pudo evitar sorprenderse cuando en todas partes personas anónimas les decían: hemos sido nosotros, tú y yo, los que hemos llegado a la Luna. Y es que este acontecimiento histórico retransmitido por televisión a nivel mundial con 600 millones de espectadores (en España narrado por Jesús Hermida) había convertido la hazaña en un logro de todos.

Aquella famosa frase que pronunció Armstrong la escucharon primero los españoles, en concreto, los trabajadores de la Estación de Seguimiento Espacial que la NASA había instalado en Robledo de Chavela y en Fresnedillas de la Oliva (Madrid) y transmitía a Estados Unidos todo lo que recibía.

 De NASA Neil A. Armstrong - Great Images in NASA Description, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6449728
Imagen con el astronauta sobre la superficie lunar y el Eagle.
Más de 400.000 personas trabajaron para que la humanidad llegara a la Luna.
De NASA Neil A. Armstrong. Dominio público.

T
odo lo que un hombre pueda imaginar, otros podrán hacerlo realidad. Julio Verne.
De la Tierra a la Luna.
Julio Verne.

Así sucedió. Quizá el hecho de que los cohetes se llamaran Columbia sea un homenaje a los que nombraba el visionario escritor en su novela De la Tierra a la Luna, pero el resto de las coincidencias con lo que sucedió en 1969 son sorprendentes: un proyectil que se lanza desde Florida, con tres astronautas, que tarda cuatro días en llegar a su destino y que a su regreso cae en el inmenso océano Pacífico a solo 11 kilómetros de donde ameriza la nave que logró la proeza casi un siglo después.

De NASA - http://www.hq.nasa.gov/office/pao/History/alsj/a11/ap11-S69-21698HR.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17739230
Amerizaje en el océano Pacífico.
De NASA. Dominio Público.

Tras aquel julio de 1969 se vivieron tres años frenéticos en los que se lanzaron 6 misiones más que llevaron a que 12 astronautas se pasearan por la Luna y fueran dejando banderitas de Estados Unidos por diferentes puntos del satélite (algunas de las cuales siguen en pie). Así tenemos los Apolo 12 (alunizó en el océano de las Tormentas el 19 de noviembre de 1969); Apolo 13 que tuvo que abortar la misión en abril de 1970 después de que Swigert pronunciara la famosa frase: “Houston, tenemos un problema”; Apolo 14 (alunizó en el cráter Fra Mauro, 5 de febrero de 1971), Apolo 15 (alunizó en Rima Hadley, 30 de julio de 1971); Apolo 16 (alunizó en cráter Descartes, 20 de abril de 1972); y el Apolo 17 (alunizó en Taurus-Littrow, 11 de diciembre de 1972). El último hombre que pisó la Luna, por el momento, fue Eugene Cernan el día 14 de diciembre de 1972. Todos los astronautas coinciden en que lo que más les impresionó fue ver la Tierra tan bella, tan llena de vida desde un lugar yermo y vacio.

https://www.flickr.com/photos/globovision/4543472940
La Tierra vista desde la Luna en una de las misiones Apolo.

La NASA tenía previsto llegar al Apolo 20, pero el Estado decidió reducir el enorme presupuesto que había invertido en los viajes espaciales. Ya tenían numerosas muestras de suelo lunar, los experimentos científicos estaban dando sus frutos, habían demostrado su superioridad tecnológica y militar y  los alunizajes no acusaban tanta expectación en el público.

El presidente Nixon decidió mostrar su buena voluntad y su deseo de que aquello fuera un logro de toda la humanidad y, para ello, entregó 135 piedras lunares con una placa y su correspondiente banderita a 135 países. España salió bien parada de la repartición pues finalmente consiguió tres trocitos de la Luna. Uno se puede ver en el centro de visitantes de la Estación de Seguimiento de la Nasa en Robledo de Chavela (Madrid), el segundo se exhibe en el Museo Naval de Madrid y el tercero se encuentra en paradero desconocido.

En la actualidad muchos países abordan de nuevo la idea de volver a la Luna tras el descubrimiento de agua en el polo sur. La mayoría son iniciativas privadas que tienen como objetivo construir la primera colonia fuera de la Tierra y conseguir que sirva como inicio a la colonización y explotación de las riquezas minerales de Marte. Ya hablamos aquí del proyecto Mars One.

La vuelta al mundo de Magallanes-Elcano. V centenario.

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Hace 500 años Fernando de Magallanes partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en un viaje épico que marcaría un hito en la historia de la humanidad y cambiaría la concepción del mundo para siempre.

El pasado 10 de agosto celebramos el V centenario de la primera vuelta al mundo. Esta epopeya la comenzó Magallanes con cinco naves en 1519 y la finalizó Elcano con una sola nao en 1522. Navegaron por mares ignotos, se enfrentaron a lo desconocido, se amotinaron, pasaron hambre y desafiaron los numerosos peligros circunnavegando el globo.

Magallanes era un experto navegante que ya había estado en las islas Molucas (Indonesia). Convencido de que podría encontrar otra ruta expuso su idea al rey de Portugal, Manuel I, pero este rechazó su propuesta. Por segunda vez en menos de 40 años, un rey portugués desaprovechaba una oportunidad de oro, como hiciera Juan II cuando Cristóbal Colón le pidió financiación para su viaje rumbo a las Indias. Y por segunda vez, España, aceptó el proyecto que éstos habían rehusado.

Ni Carlos I, ni Magallanes estaban planeando una expedición científica, la verdadera idea no era la circunvalación del globo, sino encontrar una ruta marítima hasta las islas de las Especias, el bien más preciado de su tiempo, sin tocar los dominios portugueses que fijaban el Tratado de Tordesillas (1494). Cuando Manuel I supo que Carlos I financiaría el viaje, intentó impedirlo. No podía permitir que el imperio rival le arrebatara el monopolio del comercio de las especias que tantísimas riquezas le aportaba. Así que envió espías y fabricó mapas falsos donde se dibujaban las costas de Brasil unidas a Asia, sin ningún paso marítimo que permitiera cruzar América. Pero Magallanes sabía que Núñez de Balboa había estado allí y había avistado lo que llamó el Mar del Sur en 1513.

A pesar de los malos informes que había recibido sobre Magallanes, Carlos I decidió entregarle cinco naves, 239 hombres, agua y víveres para un viaje que debía durar dos años y concederle el título de Capitán General de la Armada, gobernador y Adelantado de todas las tierras que descubriera. Pero envió con él a varios capitanes castellanos, entre ellos, Juan de Cartagena al que otorgó plenos poderes para que controlara la situación. Juan Sebastián Elcano era solamente maestre de una de las naos.Por su parte, Magallanes, se hizo acompañar por su esclavo malayo, Enrique, que le haría de intérprete cuando llegaran a la especiería. Así pues, con el encargo de navegar siempre hacia el oeste hasta alcanzar las islas Molucas,  el 10 de agosto de 1519 Magallanes y su tripulación partieron de Sevilla con las cinco naos: San Antonio, Trinidad, Concepción, Victoria y Santiago hasta la desembocadura del Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda desde donde zarparon el 20 de septiembre de 1519.


https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/68/ReplicaNaoVictoriaMagallanes.jpg
Réplica de la nao Victoria.

La primera parada fue en las islas Canarias donde hicieron aguada y cargaron todo lo necesario. El desconcierto cundió entre los oficiales cuando Magallanes, en lugar de poner rumbo a América, comenzó a bordear las costas africanas. Su estrategia era seguir hacia el sur para lograr vientos favorables y luego cruzar el Atlántico.

Ya en América, Magallanes sufre un revés al no encontrar el paso hacia el Mar del Sur. El lugar donde había imaginado hallarlo era, en realidad, el estuario del Río de la Plata. No había salida al océano por lo que tuvo que seguir hacia el sur, ya por mares ignotos y tierras que jamás habían sido cartografiadas.

Pero lo malo no había hecho más que empezar, ya que, a finales de marzo de 1520, cuando ya se acercaba el invierno, Juan de Cartagena se reveló exigiendo regresar a España al dar por fracasada la expedición. Los capitanes castellanos y parte de la tripulación, hambrienta y atenazada por el frío, se amotinaron. Eran más de 40 hombres frente a Magallanes que atajó la situación de forma autoritaria: ejecutó a dos de los capitanes sublevados y dejó en tierra a Juan de Cartagena junto a un clérigo. Después sometió a juicio al resto de los insubordinados y los condenó a pena capital, pero no cumplió la sentencia porque los necesitaba para continuar la travesía. Juan Sebastián Elcano fue uno de los amotinados a los que perdonó. Poco después naufragó la nao Santiago y su tripulación se repartió entre las restantes naves. Prosiguieron el viaje llegando a la Patagonia. Magallanes sospechaba que debía existir un polo sur terrestre no lejos de allí, pero también, que ya debía estar cerca del paso hacia el Mar del Sur.

En octubre encontraron una red de canales y pasaron semanas inspeccionando aquel laberinto, avanzando y retrocediendo entre el dédalo de islas y cauces, intentado descubrir si eran el paso a mar abierto. Cansado de aquella situación, Esteban Gómez tomó el control de la nao San Antonio, desertó y recogió a Juan de Cartagena en el camino de regreso a España.

A pesar de este revés, Magallanes continuó su aventura hasta encontrar el deseado paso al Mar del Sur donde cruzar América hacia oriente. Era 1 de noviembre de 1520 y lo bautizaron como el canal de Todos los Santos.

Pero la mala suerte continuaría golpeando a la expedición, y,  aunque el Mar del Sur se les mostró tan tranquilo que decidieron cambiarle el nombre por océano Pacífico, tuvieron la desgracia de navegar por aquella inmensa zona ignota sin tocar tierra durante tres meses. El agua potable se les corrompió, ya no quedaba comida, se disputaron las ratas y terminaron por comerse el cuero y el serrín. El escorbuto mató a buena parte de los marineros. Cuando, al fin, tocaron tierra, lo hicieron en la isla de Guam (Islas Marianas) donde los indígenas les robaron lo poco que les quedaba y aquella zona quedaría en su memoria como las Islas de los Ladrones. 

Monumento a los descubrimientos
 en Lisboa con Magallanes
entre los descubridores.
Prosiguieron su viaje hasta descubrir las islas de San Lorenzo (las Filipinas) y, gracias al intérprete Enrique, consiguieron entablar buena relación con algunos pueblos indígenas. En las islas que iban visitando comerciaban con los nativos, los convencían para que se bautizaran, se acogieran bajo la protección de la corona de Castilla y pagaran tributos. Magallanes sabía que ya no estaba muy lejos de las Molucas y de la base portuguesa. Su intención era establecer un puerto seguro para los castellanos en aquella zona. Por esta razón pactó con reyes indígenas y se vio envuelto en una batalla contra los enemigos de éstos. Pero midió mal sus fuerzas. El 27 de abril de 1521 Magallanes desembarcó en Mactán junto a 50 hombres y se encontró con más de 1000 nativos. Los cañones no pudieron ser descargados, las municiones se les acabaron y la armadura no era suficiente para protegerle de las lanzas y flechas envenenadas que acabaron con su vida mientras cubría la retirada de sus compañeros. La mayoría de los oficiales murieron pocos días después al ser engañados por el rey de Cebú y asesinados en un banquete con la complicidad de Enrique, el intérprete.

Quedaban 115 hombres y la nao Concepción se encontraba ya en muy mal estado. Decidieron quemarla y proseguir el viaje con la Victoria y la Trinidad hacia las islas Molucas, donde consiguieron llegar el 6 de noviembre de 1521. Habían alcanzado su meta, pero habían perdido demasiado por cargar sus barcos de pimienta, clavo, canela y nuez moscada. Ahora regresar a España parecía un imposible.
La nao Trinidad presentó una vía de agua que le impedía continuar la expedición. Elcano acordó con Gonzalo Gómez de Espinosa, capitán de la nao que se quedara en Tidore con sus hombres para reparar el barco y luego regresase por la misma ruta cruzando hacia el Atlántico por aquel paso que tanto les había costado encontrar y que hoy conocemos como Estrecho de Magallanes.
La nao Victoria, ya bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, con 47 marinos europeos y 17 indígenas puso rumbo a España en solitario. Solo pararon en Timor para abastecerse y después se adentraron en aguas portuguesas desobedeciendo los tratados internaciones. Tenían la intención de cruzar el océano Índico, dar la vuelta a África y llegar a Sanlúcar de Barrameda sin hacer ninguna escala. Pero la falta de vientos favorables los retuvo en alta mar durante demasiado tiempo. Los víveres se agotaron y el escorbuto mermó a la tripulación. No tenían más remedio que tocar puerto.

Elcano elaboró un arriesgado plan consistente en atracar en Cabo Verde, fingir no saber nada de la expedición de Magallanes, comprar víveres y continuar su camino hacia España. Pero los portugueses los descubrieron al verlos pagar con las especias de las Molucas y los atacaron haciendo 12 prisioneros. El resto de la tripulación consiguió huir en la nao Victoria.
Lo que ninguno de ellos podía sospechar es que, los hombres de la Trinidad, también habían acabado como prisioneros de los portugueses al pedirles ayuda para salvar sus vidas tras una terrible tormenta.
El sábado 6 de septiembre de 1522 la nao Victoria lograba llegar a Sanlúcar con 18 supervivientes casi convertidos en espectros. El 8 de septiembre desembarcaron en Sevilla.
Varias semanas después los 12 hombres que fueron hechos prisioneros por los portugueses al comprar víveres en Cabo Verde consiguieron regresar a Sevilla. Varios años más tarde volvieron cinco tripulantes de la Trinidad, entre ellos el capitán Espinosa, que habían caído en manos de los portugueses tras aquella terrible tormenta oceánica. Todos ellos habían completado la vuelta al mundo.
El objetivo de la misión era llegar hasta las islas de las Especias y volver con toneladas de ellas, pero habían conseguido una gesta mayor: navegando siempre hacia el oeste habían logrado dar la vuelta al mundo y demostrar la esfericidad de la Tierra. Además habían cruzado, sin saberlo,  la línea del cambio de fecha.

National Library of AustraliaTransferido desde en.wikipedia a Commons por Jalo usando CommonsHelper.(Texto original: «Electronic»), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6239768
Primer mapa cientifico del mundo. Realizado por Diego Rivero en 1529
 basado en los descubrimientos de la expedición de Magallanes-Elcano.

Esteban Gómez que desertó con la tripulación de la nao San Antonio poco antes de encontrar el Estrecho de Magallanes, había llegado a Sevilla en mayo de 1521 sin dar la vuelta al mundo. Y, aunque fue juzgado y encarcelado, posteriormente se le restituyó y embarcó en uno de los viajes más importantes del siglo para triangular América.

Para cuando Elcano arribó a Sanlúcar, Magallanes era considerado por todos como un traidor debido a los malos informes que los amotinados llegados un año antes habían dado sobre él. Elcano se convirtió en el héroe de la expedición. Carlos I lo nombró caballero y le otorgó un escudo con el lema primus circumdedisti me.

Antonio de Pigafetta, cronista oficial y superviviente de la expedición, narró los pormenores del viaje, dibujó mapas y destacó la importancia de Magallanes, al que definió como “espejo, luz y guía verdadero” en su libro Relación del primer viaje alrededor del mundo (1524).

https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Sebasti%C3%A1n_Elcano#/media/Archivo:Azulejo_conmemora_primera_circunnavegacion_mundial.jpg
Azulejo conmemorativo de la expedición Magallanes-Elcano.
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

A pesar de las pérdidas humanas y materiales que habían sufrido, aquella gesta también supuso ganancias. Las 25 toneladas de especias que traían sufragaban con creces los gastos. Pero, paradójicamente, la ruta de las especies que habían abierto no empezó a utilizarse hasta un tiempo después, porque, mientras los miembros de la expedición de Magallanes-Elcano se dejaban la vida en su epopeya, Hernán Cortés había alcanzado México y había regresado cargado de oro.

La proeza de estos hombres logró darle el control de los mares a España durante mucho tiempo, aunque los monarcas no se decidieran a construir esa base segura por la que Magallanes había dado la vida hasta 50 años después del regreso de la nao Victoria. Ahora los españoles eran los que mejor conocían las mareas, las corrientes y los vientos de los dos hemisferios, habían descubierto tierras y el inmenso océano Pacífico, habían creado una ruta comercial y habían aprendido que el diámetro del globo terrestre era mucho mayor de lo que se creía. Entonces empezaron a comprender que no solo había razones económicas y políticas para explorar el mundo. La Tierra estaba repleta de lugares nunca cartografiados, de personas con costumbres y tradiciones dignas de estudiar y de fauna y flora desconocida. Les tocaba ahora el turno a los científicos.

https://pixabay.com/es/la-tierra-mundo-550157/



El evento Carrington o la gran tormenta solar de 1859.

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La mañana del jueves 1 de septiembre de 1859, el astrónomo aficionado Richard Carrington, estaba trabajando en el observatorio londinense cuando descubrió unas manchas solares mucho mayores de lo normal, de ellas salió una llamarada gigantesca acompañada de eyección de masa coronal. Desde otro observatorio, el también astrónomo, Richard Hodgson, presenciaba la misma escena. Aquella violenta tormenta solar alcanzaría la Tierra de pleno solo 17 horas después convirtiendo al resto de la humanidad en testigos involuntarios de sus consecuencias. Este mes de septiembre se cumplen 160 años de lo que conocemos como evento Carrington.

https://pixabay.com/es/images/search/tierra+planeta/

Ya hemos hablado aquí de fenómenos naturales que afectaron nuestro modo de vida y que, a veces, también tuvieron alguna repercusión positiva. Y es que, a menudo, el hombre parece olvidar que el planeta y el cosmos tienen sus propios ciclos, que no se han detenido por la presencia humana.

Por ejemplo, el viento solar es un fenómeno que nos afecta continuamente y lanza sobre la Tierra gran cantidad de partículas. El escudo magnético del planeta, el cinturón de Van Allen, se deforma, absorbe el impacto y sus radiaciones, desvía las partículas a las zonas polares, recupera su forma y la radiación se visualiza como una aurora boreal.

Pero en 1859 se produjo la mayor tormenta solar que ha sufrido la humanidad hasta el momento. Con la violencia de la eyección de masa coronal, el Sol lanzó al espacio una radiación masiva y la Tierra estaba justo en su trayectoria. Al chocar contra el escudo magnético lo deformó de tal manera que sus 60.000 km de altura se aplastaron hasta convertirse solo en 7.000 km y se estiró por la parte posterior creando un efecto rebote al volver a su forma original. Aquello produjo una enorme cantidad de descargas eléctricas que recorrieron el mundo y dañó nuestra incipiente tecnología: las pocas redes eléctricas que existían se incendiaron, los telégrafos de Norteamérica (que habían comenzado su actividad en 1843) y Europa soltaron chispazos y se paralizaron, el papel que estaba dispuesto para transcribir los telegramas ardió y los operarios que trabajaban en aquellos momentos sufrieron descargas y quemaduras.

NASA - http://sec.gsfc.nasa.gov/popscise.jpg
Representación de la tormenta solar de 1859
azotando la magnetosfera terrestre.
Nasa. Dominio público.

La gente observaba asombrada un fenómeno que la mayor parte de ellos desconocía: las auroras boreales. Aquel día y el siguiente las auroras boreales pudieron verse hasta cerca del ecuador, en ciudades como Madrid, Roma o La Habana. La prensa de la época se hizo eco de que llegaron a iluminar los cielos con tal intensidad que podía leerse el periódico durante la noche y que, incluso, los mineros de las Montañas Rocosas de Estados Unidos se levantaron y desayunaron para ir a trabajar convencidos de que ya había amanecido. Un par de días después la radiación sobrepasó la Tierra y todo volvió a la normalidad.

De Richard Carrington - Page 540 of the Nov-Dec, 2007 issue of American Scientist (volume 95), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4004005
Manchas solares dibujadas por
Carrington el 1 de septiembre de 1859.

Esta no fue ni la primera ni la última tormenta solar que afectó al planeta, pero sí la más intensa de los últimos 500 años, según las muestras de los registros de hielo analizados en la Antártida y Groenlandia. No es sencillo dilucidar cada cuanto tiempo se repite una tormenta tan violenta como la del evento Carrington, algunos estudiosos indican que una vez por centuria y otros que tres veces en un milenio. Pero lo cierto es que, si bien, tenemos escasas evidencias de las anteriores, la información que poseemos de la ocurrida en 1859 nos ha hecho estar más atentos a las posteriores.

Conservamos testimonios de la ocurrida en diciembre de 1862, en plena guerra civil de Estados Unidos, con combatientes desconcertados por las auroras boreales que brillaban en el cielo de Virginia en plena batalla.

La segunda tormenta solar más fuerte que hemos sufrido hasta el momento fue la del 14 de mayo de 1921 a la que se bautizó como  la gran tormenta solar de Nueva York. Se calcula que fue unas 20 veces inferior al evento Carrington pero afectó a las redes ferroviarias de Estados Unidos hasta paralizar la Estación Central de Nueva York. Se sucedieron incendios eléctricos y la comunicación telegráfica quedó interrumpida. Las auroras boreales en el norte de Europa y la costa este de Estados Unidos fueron tan brillantes que el New York Time relataba como eclipsaron a las luces de Broadway y tuvieron que suspenderse las representaciones.

En 1938 volvemos a tener auroras boreales en latitudes impropias del fenómeno, en concreto se documentan las de Barcelona y  Madrid.

https://pxhere.com/es/photo/1561187
Aurora boreal.

En 1989 vivimos el evento Quebec, otra fuerte tormenta solar que, aunque inferior a la de 1921, provocó incidentes en varias centrales nucleares de Estados Unidos y Suecia  y  paralizó la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) durante 9 horas dejando a 6 millones de personas sin luz y sin calefacción. Pero en 1994 el mismo país se quedó sin televisión y radio como consecuencia de otro fenómeno similar que afectó a dos satélites de comunicaciones.

Los incidentes se repitieron en 2003 con la denominada tormenta solar de Halloween, y eso que esta no nos alcanzó de lleno al encontrarse el planeta fuera del rumbo de la eyección de masa coronal del Sol.

Cuando el hombre carecía de tecnología poco le afectaban las tormentas solares, pero cuanto más avanzamos en ese campo, más vulnerables somos ante un fenómeno totalmente natural y que ha venido repitiéndose a lo largo de millones de años. La preocupación ha ido creciendo, e incluso la NASA elaboró su propio informe al respecto en 2009 donde reconoce que hay poco margen temporal desde que se origina una tormenta solar hasta que nuestro planeta sufre las consecuencias. No se muestra demasiado optimista, solo aboga por la prevención, con mejoras en los satélites para que no se vean afectados.

Algunos piensan que de repetirse una tormenta solar de la misma violencia que el evento Carrington solo nos dejaría sin electricidad en las zonas cercanas a los polos pero podríamos reparar nuestras redes en un par de días.

Los más pesimistas aseguran que se fundirían los transformadores de la mayor parte del planeta y eso originaría un gran caos puesto que todo nuestro mundo funciona con electricidad. Quedarían  inutilizados todos nuestros aparatos eléctricos, equipos informáticos, móviles e internet. Nuestras redes de comunicación, producción y distribución, nuestro sistema financiero están informatizados. Las bombas hidráulicas se pararían dejando a las ciudades sin agua. En pocos minutos se caerían las redes de satélites y con ellas el gps que es fundamental para las maniobras aéreas y marítimas. Las centrales nucleares se verían afectadas. La bolsa de valores se desplomaría en tan solo una semana si el apagón persistiera, pero se ha calculado que, posiblemente, tuviéramos que permanecer así durante meses, y los sistemas irían recuperándose paulatinamente, pudiendo llegar a tardar varios años en repararse todo y volver a la normalidad.

Los especialistas están seguros de que el evento Carrington se repetirá, pero no saben cuándo, ni las consecuencias reales para nuestra tecnología. Por ello hay muchos expertos vigilando la actividad solar e intentando trazar un plan de acción que aún no tenemos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Sol#/media/Archivo:Sun_white.jpg
Manchas solares sobre la superficie de nuestra estrella.


Diario de viaje: Florencia y Pisa VII. Recorrido nocturno y reflexiones sobre el arte.

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Lee también Diario de Viaje: Florencia y Pisa. Parte I (una marquesa imaginaria con miedo a volar), parte II (el Duomo sin Síndrome de Florencia), parte III (David, la Galería de los Ufizzi, la Capilla Medicia), parte IV (el David original, una torre robada y el atardecer en el Puente Vecchio), parte V (otro David, la leyenda del patrón y visitando a los genios en Santa Croce) y parte VI (interior del Duomo, el Palacio Vecchio y ¿cómo he llegado a un pleno del Ayuntamiento?)

Los glamurosos.

Esa noche nos entretuvimos más de lo previsto en las tiendas de souvenirs, buscando alguna figurita del duomo que unir a nuestra colección de postales y calendarios que habíamos comprado en las tiendas de los museos y en los numerosos mercadillos que nos tropezábamos en nuestro recorrido hacia los monumentos.  Los mismos músicos de la tarde anterior ambientaban la Plaza de la República con las mismas canciones que habíamos oído.

El Duomo destaca inconfundible en la silueta de Florencia.
De camino hacia el puente Vecchio nos encontramos “cruzando a la italiana” ante Mercedes, Audi y otros lujosos vehículos por el estilo, contemplando las ropas exclusivas de los ocupantes y criticando los altos tacones de las distinguidas damas que paseaban su aristocracia por el difícil empedrado del centro histórico de Florencia.

Palacio Vecchio con la estatua de Perseo. Centro histórico de Florencia.

Llegamos algo tarde a nuestra cita con el Puente Vecchio al atardecer, ya era casi de noche cuando nos sentamos en la acera y escuchamos al músico español con sus mismas canciones.

La oscuridad tras el puente.

Decidimos pasar al otro lado del puente para contemplar los exteriores del Palacio Pitti. El camino fue largo, solitario y oscuro. La mala iluminación, la suciedad de las calles, los comercios cerrados y la soledad que reinaba a las ocho de la noche eran suficientes para entristecerme y hacerme sentir insegura.

El palacio Pitti es una monumental “mole” de piedra tallada en gruesos y toscos sillares. No dudo que el interior sea precioso, pero el exterior no me gustó nada, o quizá fue mi ánimo predispuesto por la oscuridad reinante en tan vasto espacio, el que me causó mala impresión.

Palacio Pitti.


Casa de Dante.
Después volvimos a cruzar el puente Vecchio, ahora desierto, para adentrarnos entre las calles hasta descubrir la casa de Dante. Un pozo, una placa y una torre, señalaban el lugar donde había vivido tan ilustre personaje.

Para compensar el cansancio acumulado acudimos de nuevo a cenar al “Totó” y después fuimos a la heladería “Crom”, un establecimiento donde una nutrida cola esperaba su turno para degustar el verdadero gelato italiano.

Vista nocturna del campanile.
Tras eso nos sentamos en uno de los bancos que acompañan al duomo, observando el campanile a modo de despedida. Mirando la hermosa plaza comencé a preguntarme si con el paso del tiempo, cuando otra civilización no judeocristiana tuviera la primacía en el mundo, aquello se conservaría. Cuando las iglesias ya no significaran nada, los campaniles fueran simples torres que apuntan al cielo y las madonas unas desconocidas, cuando nadie apreciara  la elegancia y magnificencia del David de Miguel Ángel o la maestría de Botticelli, entonces ¿lo conservarían o  lo dejarían perecer bajo el peso de los siglos? Dije en voz alta que me temía que todo aquello se perdería, pero Eva y Antonio no estuvieron de acuerdo conmigo, ellos estaban convencidos de que todo seguiría allí y continuaría siendo apreciado por cuantos vinieran tras nosotros, aunque no tuvieran nuestra misma tradición cultural.

Copia del David de Miguel Ángel.
Mientras nosotros nos despedíamos de la plaza del duomo unas turistas americanas llegaban, almohada en mano, tirando de sus pesadas maletas. Fue un espectáculo extraño verlas caminar por Florencia con unas almohadas más grandes que los bultos que acarreaban, convencidas, por alguna razón, de que sería un objeto imprescindible en su viaje.

Ciento ocho.
De camino al hotel nos encontramos un grupo de barrenderos dispuestos a adecentar las calles. Fue la primera y única ocasión en que los vimos.

Cuando llegamos al hotel nos encontramos con el desagradable recepcionista de la primera noche. No parecía dispuesto a hacernos ningún caso, pero Antonio se acercó hasta él y le pidió las llaves de nuestras habitaciones.

-Non capisco- dijo con tono antipático.

- La habitación ciento ocho.

-Non capisco.

-Ciento ocho- repetimos más despacio marcando cada sílaba.

-In english or italian.

-Chiento oto…

- No…

- One hundred and eight.

-¡Oh! Centotto…

¡Oh! ¡Qué sorpresa! ¡Qué gran diferencia! Lo miré enfadada y cogí la llave sintiendo que se había burlado de nosotras. Al llegar a la habitación las migas de pan continuaban en el suelo y las “toallas” seguían siendo las mismas.

Santa María Novella.

Cerca del hotel y de la estación de tren estaba la iglesia de Santa María Novella. Desde el primer momento en que supe de su existencia me agradó su nombre, me hacía sonreír pensando que podría ser la patrona de las novelas, pero evidentemente, “novella”, en italiano significa “nueva”.

La plaza estaba relativamente despejada, exceptuando un autocar de turistas madrugadores que se fotografiaban con los obeliscos que adornaban el lugar. Eva se fijo que cada obelisco estaba sostenido sobre cuatro tortugas de hierro que soportaban el peso estoicamente. Sin duda, aquello debía tener un significado, pero lo desconocíamos.

Tuvimos que acceder a la iglesia por una pasarela de madera sobre las baldosas del patio y nos cobraron la entrada completa, a precio considerable, a pesar de que las más importantes obras se encontraban en préstamo en aquellos momentos.

Fue la última iglesia de Florencia que visitamos antes de subirnos en el tren que nos llevaría hasta Pisa.

Fachada de Santa María Novella con una de las tortugas en primer término.


El mago de Oz. 80 aniversario.

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A nadie habrá pasado desapercibido que en este blog nos gusta recordar efemérides de distinta índole y que solemos hacerlo con números redondos. Esta vez hablaremos de películas que han marcado la historia del cine. Podríamos mencionar muchas que están de cumpleaños “redondo”,  pero vamos a centrarnos en dos obras maestras del séptimo arte que cumplen 80 años y están dirigidas por Victor Fleming: Lo que el viento se llevó y El mago de Oz.

El año 1939 dio películas maravillosas como Cumbres Borrascosas (William Wyler), La Diligencia (John Ford), Ninotchka(Ernst Lubitsch), Solo los ángeles tienen alas (Howard Hawks), Caballero sin espada (Frank Capra) o Esmeralda, la zíngara (William Dieterle). Todas ellas están de aniversario, pero en esta ocasión hablaremos de El mago de Oz.



De MGM - http://www.posterwire.com/wp-content/images/wizard_of_oz.jpg, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3383511
Cartel de El mago de Oz.
De MGM. Dominio público. 

El argumento, basado en la obra de Lyman Frank Baum, cuenta la historia de la pequeña Dorothy de Kansas que se ve transportada a Oz por un tornado y su periplo para regresar a casa. Allí conoce a brujas buenas y malas, se calza unos zapatos de rubí y sigue un camino de baldosas amarillas. Mientras se dirige hacia la Ciudad Esmeralda en busca del mago de Oz, el único que puede devolverla a su hogar, conoce a un león cobarde, a un espantapájaros sin cerebro y a un hombre de hojalata sin corazón que se convierten en sus amigos.

https://en.wikipedia.org/wiki/The_Wonderful_Wizard_of_Oz#/media/File:Cowardly_lion2.jpg
Ilustración de la primera edición de "El maravilloso mago de Oz" (1900)
escrito por  L. Frank Baum e ilustrado por W.W. Denslow.

El mago de Oz tuvo una preproducción larga y complicada en la que participaron varios directores y 14 guionistas. El rodaje, con jornadas maratonianas,  no estuvo exento de problemas. Judy Garland era mayor que su personaje, por lo que tuvo que soportar un corsé que disimulara sus formas de adolescente. El resto de los actores no se libraron de intoxicaciones e infecciones debido a la pintura que tenían que utilizar en sus caracterizaciones, como  le ocurrió al hombre de hojalata (Jack Haley) con la pintura plateada que lucía y a la bruja del oeste (Margaret Hamilton) con el maquillaje verde que tenía que aguantar y las quemaduras que sufrió en una de las escenas con fuego que la obligaron a permanecer varias semanas hospitalizada.

Muy escandaloso fue el comportamiento de los intérpretes que daban vida a los Munchkins, más de un centenar de figurantes que se emborrachaban, se iban de juerga y solían acabar en comisaría. Fueron acusados de acosar a sus compañeras y el calificativo más suave que recibieron fue el de “procaces”. Ellos siempre lo negaron.

https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:The_Wizard_of_Oz_Judy_Garland_1939.jpg
Dorothy en Kansas.
Tras el preestreno de la película hubo que cortar algunas escenas porque a los directivos les parecía que la bruja del oeste daba demasiado miedo. El público asistente pidió que se eliminara también la canción Over the rainbow por considerar que ralentizaba el ritmo de la narración, a lo que los responsables del film se negaron en rotundo, muy acertadamente.

A pesar de las dificultades, el resultado fue sorprendente e innovador. La parte de la película que transcurre en Kansas está rodada en blanco y negro por el director King Vidor, para transformarse en un brillante tecnicolor cuando Dorothy aterriza en el mundo mágico de Oz ya a las órdenes de Victor Flemming. Los efectos especiales, en una época en la que eran artesanales, estaban tan logrados que les valió una nominación a los Oscar en dicha categoría.

https://www.flickr.com/photos/tom-margie/3087835938
Dorothy con sus nuevos amigos siguiendo el camino de baldosas amarillas
 que los lleva a la Ciudad Esmeralda. Esta parte se rodó en tecnicolor.

El estreno oficial de El mago de Oz fue el 25 de agosto de 1939. Aunque cosechó menos éxito del esperado, la recompensa a su calidad artística llegó con las seis nominaciones a los Oscar de 1940. Se llevó dos estatuillas: a la mejor banda sonora original y a la mejor canción original por la inolvidable Over the rainbow de Harold Arlen y E. Y. Harburg.

El mago de Ozha ido ganando prestigio con el tiempo y, aunque en la actualidad los films estén plagados de efectos digitales sorprendes, no alcanzan la magia de esta fantasía que se encuentra entre las mejores películas de la historia del cine.

Una curiosidad más. Si buscamos en google El mago de Ozveremos a la derecha de la pantalla los zapatos rubí que calzaba Dorothy y nos llevaremos una sorpresa si pinchamos sobre ellos…




Celebraciones por el bicentenario del Museo del Prado.

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El año pasado ya hablábamos aquí sobre la historia del Museo del Prado, jalonada de anécdotas y acontecimientos curiosos.

El 19 de noviembre de 2019 se cumplen exactamente 200 años de la inauguración del más importante museo español y se da por finalizado un intenso año de actividades conmemorativas. Éstas comenzaron con un acto especial el 19 de noviembre de 2018 y tres días de jornada de puertas abiertas. Pero siguieron otras iniciativas como representaciones teatrales, conciertos, conferencias,  publicaciones, homenajes, programas especiales de televisión y grandes exposiciones. TVE cambió el plató del telediario por una de las salas de Velázquez en el Museo del Prado y así repasamos los acontecimientos con Las Meninas como espectadoras de excepción.

Logo del bicentenario impreso
en el catálogo de exposiciones.

El 24 de noviembre se vivió una noche mágica ante las puertas del museo donde todos los presentes cantaron cumpleaños feliz al Prado, contemplaron una proyección de videomapping  y disfrutaron de los fuegos artificiales que cerraban el espectáculo de aquel intenso día.

Pero antes de llegar a esa espléndida fiesta la institución tuvo que enfrentarse con un importante reto: convertir una restauración urgente en una obra de arte. Se habían producido desprendimientos de fragmentos de cornisa del magnífico edificio de Villanueva y un estudio descubrió numerosas grietas que hacían imposible posponer las obras de reparación, con su correspondiente andamiaje. Para que el monumento no quedara deslucido se fotografiaron detalles de cuadros de Velázquez, Veronés y el Greco, entre otros, y se transformaron en 15 lonas gigantes que cubrieron los 11.000 metros cuadrados del monumento con las pinceladas de los grandes maestros que muestran sus obras en el interior de la pinacoteca.

Puerta del Museo del Prado cubierta por las lonas.

El 2018 estuvo repleto de ideas muy interesantes, como el micromecenazgo que, con una pequeña aportación, convirtió a todos los participantes en benefactores del museo y consiguió que se adquiriera el cuadro Retrato de niña con paloma de Simon Vouet, que se expuso junto al nombre de todos los donantes.

El programa De gira por España prestó durante un mes cuadros originales de grandes pintores a las Comunidades Autónomas, rememorando al Museo Circulante que acercó copias de obras maestras a diferentes rincones de España durante la primera mitad de la década de 1930. También se asemeja a este la idea de El Prado en las calles, proyecto que comenzó en 2015, y que desde entonces ha recorrido varias ciudades latinoamericanas exponiendo al aire libre fotografías a tamaño real de grandes pinturas del Prado. En 2019 estas copias se han trasladado por diferentes localidades españolas. En 2015 el museo sorprendió con la exposición Hoy toca el Prado donde los visitantes invidentes pudieron disfrutar de reproducciones adaptadas de las obras más importantes de la colección. El éxito obtenido la convirtió en una muestra itinerante que recorrió diferentes puntos del país.

Una decena de interesantes exposiciones se han llevado a cabo en el Museo del Prado este año del bicentenario.

Abría la programación El museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria. Y continuaba con  Fra Angélico y los inicios del Renacimiento en Florencia y la ambiciosa Velázquez, Rembrandt y Vermeer, miradas afines que ha permitido que estos tres pintores, junto a otros, pudieran  compartir espacio expositivo mostrando las similitudes que les unen gracias al préstamo de un buen número de obras por parte del Rijksmuseum de Ámsterdam.

Información sobre la exposición en el folleto del bicentenario del Museo del Prado.

Novedosa ha sido Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras que podrá contemplarse en el Prado hasta febrero de 2020 como homenaje a dos de las más importantes pintoras de la historia del arte occidental que se abrieron paso en una época en la que se dejaba en la sombra a las mujeres y se les negaba su capacidad creativa.

Información sobre la exposición en el folleto del bicentenario del Museo del Prado.

Y cerrará este ciclo de exposiciones Solo la voluntad me sobra. Dibujos de Goya conmás de 300 obras del genial pintor que se inaugurará el mismo 19 de noviembre de 2019, que también será jornada de puertas abiertas para celebrar el verdadero día del cumpleaños del Prado.

Información sobre la exposición en el folleto del bicentenario del Museo del Prado.

Y si en los inicios del año de celebraciones vimos el telediario de TVE desde el Prado, durante todo el mes de noviembre de 2019 disfrutaremos de una programación especial en la 2. Lo más destacado será el estreno de 200, una serie documental de cuatro capítulos donde se nos mostrará la colección desde dentro, cuando la pinacoteca cierra sus puertas, y donde aprenderemos muchas cosas sobre sus obras y comprenderemos que el museo es de todos.

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Museo_del_Prado_(Madrid)_15.jpg
Galería central del Museo del Prado.
Fuente: Flickr   Autor: losmininos.


Lo que el viento se llevó. 80 aniversario.

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Lo que el viento se llevó(1939) cumple 80 años y sigue siendo una de las grandes obras maestras del cine. La historia de amor entre Scarlett O’Hara (Vivien Leigh) y Rhett Butler (Clark Gable) en la época de la Guerra de Secesión es por todos conocida. Algunas de sus frases y escenas son las más recordadas de la historia del cine.

http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-27782/fotos/detalle/?cmediafile=21085432
Cartel de Lo que el viento se llevó.
Sensacine.

Margaret Mitchell escribió la novela durante su convalecencia de una lesión y el productor David O. Selznick compró inmediatamente los derechos para convertirla en película, aunque muchos le vaticinaran un rotundo fracaso.
https://en.wikipedia.org/wiki/Gone_with_the_Wind_(novel)#/media/File:Gone_with_the_Wind_cover.jpg
Portada de la primera edición
de Lo que el viento se llevó.
Margaret Mitchell.
Wikipedia.

Desde el primer momento fue un quebradero de cabeza y un gran gasto económico. Aunque el papel de Rhett Butler ya estaba adjudicado a Clark Gable, fue difícil conseguir que el actor pudiera incorporarse al proyecto.

Pero este contratiempo no fue nada comparado con el impresionante casting (más de 1.400 aspirantes) que se llevó a cabo para encontrar a la Scarlett O’Hara perfecta. De hecho, la película comenzó a rodarse sin saber qué actriz encarnaría al mítico personaje.  Se barajaban los nombres de Katherine Hepburn, Joan Crawford, Paulette Goddard o Carole Lombard.

Vivien Leigh aún era poco conocida y se la descartó por ser “demasiado británica” para interpretar a Scarlett. Pero la joven insistió a Myron Selznick, hermano del productor y agente de Laurence Olivier, pareja de la actriz, para que la representara también a ella.

http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-27782/fotos/detalle/?cmediafile=18824560
Escena del incendio de Atlanta.
Copyright D.R. De la web de Sensacine.
David Selznick presenciaba la impresionante filmación del incendio de Atlanta con una doble encarnando a la heroína de la historia, cuando Myron apareció con la pareja de actores y le dijo a su hermano:


-Ya conoces a Laurence Olivier. Ella es Scarlett O’Hara.

-Encantado de conocerla, señorita O’Hara- cuentan que respondió David tras mirarla durante unos segundos.

Al día siguiente, Vivien hizo varias lecturas de escenas y pruebas de cámara y Selznick escribió a su esposa para decirle que había encontrado a Scarlett O’Hara.

http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-27782/fotos/detalle/?cmediafile=19576486
Scarlett O'Hara y Rhett Butler viven una complicada historia de amor en Lo que el viento se llevó.
Sensacine.

Tres directores filmaron partes de la película, siendo George Cukor el primero en trabajar en ella, pero quedando acreditado como director solo Victor Fleming durante décadas. Cuando Victor Fleming fue contratado para dirigir Lo que el viento se llevó (1939) acababa de terminar El mago de Oz (1939). El director estaba tan cansado que tardó en incorporarse al rodaje de la superproducción de Selznick.

Varios guionistas trabajaron duro para conseguir reducir la novela de más de 1.000 páginas a un guión de cine con una duración aceptable, puesto que rodar con el primero, escrito por Sidney Howard, hubiese supuesto un metraje de más de seis horas.

taringa.net vista en https://blog.lopezlinares.com/2013/11/13/lo-que-el-viento-se-llevo/
Rodaje de Lo que el viento se llevó.
taringa.net y https://blog.lopezlinares.com

Se trataron temas polémicos, entre ellos la visión que se daba de los esclavos. Y hubo problemas entre el productor, el director y los actores. De hecho, Vivien Leigh y Olivia de Havilland no estaban de acuerdo con la elección de Fleming y siguieron preparando sus personajes en secreto con Cukor, lo que les hizo entablar una gran amistad. Con quien también tenía muy buena relación Olivia de Havilland era con Clark Gable, hasta el punto que fue ella la única que logró convencer al actor de que aceptara llorar en una de las escenas como le exigía Fleming y a lo que el galán se negaba pensando que estropearía su imagen. Pero quienes nunca consiguieron llevarse bien fueron Leslie Howard y Vivien Leigh, a pesar de las escenas románticas que tenían que rodar juntos.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Leslie_Howard_%26_Olivia_de_Havilland_in_Gone_With_The_Wind.jpg
Leslie Howard y Olivia de Havilland
interpretan a Ashley Wilkes y su esposa Melanie,
 la otra pareja protagonista de Lo que el viento se llevó.
Wikipedia.

El estreno fue el 15 de diciembre de 1939 en Atlanta y la ciudad entera se engalanó para la ocasión, con baile de disfraces incluido. Más de 300.000 personas se congregaron para ver a los actores. Pero no todos los miembros del equipo estuvieron presentes. Algunos faltaron por diferentes motivos, pero fueron las leyes segregacionistas del estado de Georgia las que prohibieron la presencia de los actores afroamericanos. Clark Gable, al enterarse de aquello, amenazó con no presentarse en el evento. Fue, precisamente, Hattie McDaniel, quien interpretaba a Mammy, la que lo convenció de que asistiera.

https://es.wikipedia.org/wiki/Lo_que_el_viento_se_llev%C3%B3_(pel%C3%ADcula)#/media/Archivo:Gone_With_the_Wind_Atlanta_premiere_1939.jpg
El 15 de diciembre de 1939  se estrenó la película
en el Loew's Grand Theatre, Atlanta.
Dominio Público.

Por fortuna no se les impidió la entrada al Coconut Gorve del Ambasador Hotel de Los Ángeles, donde se celebró la 12ª ceremonia de los Óscar en febrero de 1940. Lo que el viento se llevó arrasó con sus trece nominaciones y sus ocho premios (a los que se sumaron dos honoríficos), entre ellos los de mejor película, mejor director (Victor Fleming), mejor actriz principal (Vivien Leigh) y mejor actriz de reparto (Hattie MacDaniel, primera actriz afro-estadounidense nominada y premiada). Clark Gable y Olivia de Havilland quedaron desolados al comprobar que no se habían llevado la estatuilla. Gable presentía que había sido su última oportunidad para lograrlo (aunque había ganado un Oscar en 1935) y Olivia de Havilland se escondió para llorar su desilusión porque aún no había conseguido ninguno (pero los lograría en 1947 y 1949).

http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-27782/fotos/detalle/?cmediafile=19906721
Las dos oscarizadas actrices en la famosa escena
en la que Mammy aprieta el corsé a una coqueta Scarlett.
Sensacine. Copyright New Line Cinema Productions.

Lo que el viento se llevó
ha seguido reestrenándose en numerosas ocasiones y continúa siendo hoy en día, si tenemos en cuenta la inflación, la película más taquillera de la historia y la de mayor recaudación.

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