Hay cosas sencillas, del día a día, costumbres que se dan por válidas pero que son un sinsentido. Y es de una de esas cosas, aparentemente sin importancia, de la que quiero hablar hoy.

No hay otra clase de ropa para eventos en las tiendas. Cualquier otra prenda que pueda suponer algo de abrigo brilla por su ausencia. Es un mensaje claro y directo: esta es la ropa que debe llevar una mujer femenina, elegante y guapa, de lo contrario irá inapropiada, dando la nota y levantando críticas merecidas. No es una elección, es un dictamen.


Alguien puede alegar que las celebraciones suelen ser en locales cerrados y, por tanto, las mujeres no pasan frío con su ropita veraniega en pleno enero. Los amplios salones donde se celebran los eventos suelen ser fríos de por sí, pero además… ¿alguien ha visto que pongan calefacción? No, lo que encienden es el aire acondicionado. Sí, ese chorro de aire frío que siempre va a dar sobre la cabeza de la más escotada del grupo.
Ya hemos hablado anteriormente del aire acondicionado, pero lo que no hemos mencionado son los numerosos estudios que indican que la forma de utilización del aire acondicionado para refrescar un local, una oficina o cualquier lugar público, es machista. Esto puede resultar chocante, pero no lo es tanto si atendemos a las conclusiones de esas tesis que aseguran que, por su propia naturaleza, los hombres suelen tener más calor y más temperatura corporal que las mujeres (y, recordemos, que en las celebraciones que nos ocupan, ellos van con chaqueta frente a los vestidos femeninos). Lo que defienden estas teorías es que la temperatura a la que se pone el aire acondicionado es la más cómoda para un varón de unos 40 años y de peso medio (y esto lo pueden confirmar todas las féminas que trabajan en oficinas). Los continuos enfriamientos, resfriados y bronquitis que vienen soportando las mujeres (y algunos hombres) a cuenta del uso y abuso del aire acondicionado ha llegado al extremo de tener que regular la temperatura mínima y máxima por decreto ley. Por lo tanto no es ninguna tontería.

Dejemos de perpetuar la imagen de que la mujer debe ir medio desnuda para ser femenina, elegante y atractiva. Adecuemos nuestra ropa a la temperatura de la época del año y el lugar en el que vivimos, rechacemos la normalización de una moda ilógica, abandonemos esas actitudes que solo nos llevan a repetir anticuados cánones, a hacerles el juego a unos cuantos y a pillar alguna que otra bronquitis…